sábado, 6 de julio de 2013

El problema de ser olvidadizo

Eran aproximadamente las 6 de la tarde. Repentinamente llegó a mi cerebro un mensaje urgente de que algo había olvidado. No era cualquier cosa, ¡simplemente había dejado un difractómetro de rayos X prendido! Causa del olvido: demasiadas actividades por mi proceso de titulación y trabajo. Afortunadamente no pasó a mayores. Alguien amablemente (o muy molesto) lo apagó.

Días después, tuve que hablar por teléfono a la escuela ya que había dejado una bomba de vacío en funcionamiento con la parte experimental de mi trabajo de tesis. Simplemente por acomodar mis cosas para irme bastó para que se me olvidara que tenía otro pendiente inconcluso. Causa del olvido: nuevamente mis actividades de trabajo y de tesis. En esa ocasión el profesor que me contestó se hizo cargo de apagar la bomba.

Y así puedo contar miles de cosas que me han pasado por olvidar hasta el detalle más insignificante. Nunca me había dado cuenta de que tras una saturación de cosas, olvidaba otras.

Hasta la fecha sigo en lo mismo. Una agenda no funciona porque olvido la agenda. Un papel en mi cartera no funciona porque se me olvida que tengo dicho papel. Lo que me ha funcionado es el Calendar de Google, dado que lo puedo consultar en cualquier lugar y en cualquier instante, me ha salvado de muchas situaciones. No obstante eso no basta para aquellos detalles personales que evidentemente no entran en un registro como este que les comento.

Y ese es el gran detalle. La parte personal, al no ser anotada… Ya se imaginarán. Miles de cosas que me comentan se me olvidan al instante. Tal vez tenga problemas de memoria corta, tal vez no. Pero hace mucho tiempo yo me enojaba porque me preguntaba cómo era posible que se les pudieran olvidar ciertos detalles. Ahora, después de dos décadas de vivir con los pequeños olvidos he aprendido a valorar la paciencia y me he vuelto paciente. Quizás un chascarrillo sale de vez en cuando ante una situación de esta, pero no pasa de eso. No obstante entiendo que muchos se molesten por eso. Yo pasé por lo mismo.

Si alguien más anda en la misma situación, creo que la paciencia es algo invaluable. Sólo puedo decir que aquellas personas que aún se desesperen o molesten por este tipo de cuestiones, sean pacientes. El principio Kalimán lo deja muy claro: “Paciencia y serenidad”. Y no sólo lo digo por mí, lo digo por todo el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario