sábado, 15 de febrero de 2014

VRCV: la vida real de la convivencia virtual

Ayer por la mañana, en el almuerzo clásico con los amigos del trabajo, se hizo un comentario acerca de cómo la gente con acceso a la tecnología se está convirtiendo en robots. Me refiero a personas completamente desprendidas de la realidad por estar no sólo en redes sociales y correo, sino además por atender todo tipo de alertas y avisos que salen de todas las aplicaciones habidas y por haber.

Hagamos un recuento de las situaciones: plática entre dos amigos con celular en mano, plática con dos personas de trabajo y su celular en mano, comida con tu novia o novio y el celular de por medio, sala de cine y muchas personas contestando celulares (ya ni siquiera es el timbre), reuniones familiares y la mitad de la familia con celular en mano, chisme de pasillo y de pilón el celular en mano publicando el chisme, misa y celular en mano (¿será para rezar?), fila de bancos y celular en mano (y no entienden ni aunque les llamen la atención los ejecutivos), etc., etc., etc. Y ya ni decir de todo el mundo de distracción que provoca este fenómeno: choques por ver las alertas del celular, robo de autos por distractores de celular, asaltos por caminar con atención al celular, y etc., etc., etc.

Así es, en toda reunión o plática está siempre presente el campeón de la atención: el celular. Si observamos a nuestro alrededor, nos vamos a dar cuenta que es cierto, que cada persona está embobada con su celular haciendo mil cosas, y no importa con quién esté platicando. Y lo peor de todo es que si las computadoras nos dejan ciegos, ya ni qué decir de los celulares que poco falta para ponerlos de pupilentes y entonces sí perder todo sentido de la realidad. Yo llamo a esto el fenómeno VRCV: la vida real de la convivencia virtual.

No se trata de no usar la tecnología, pero considero que es importante mantener nuestro equilibro con las personas, con nuestros seres queridos. Hagamos consciencia de que la tecnología es para ayudarnos, no para esclavizarnos.

Continuando con lo comentado en dicho almuerzo, el mismo compañero dijo: “Hemos acordado que el fin de semana es para nosotros, el celular se apaga y si acaso se ocupa como teléfono ordinario; ocasionalmente es útil: cuando quieres un mapa porque vas de paseo pero hasta allí. No redes sociales ni aplicaciones”. ¡Qué bien, al menos una persona consciente entre el grupo!

¿Y tú convives con las personas o convives con la tecnología?