domingo, 27 de septiembre de 2009

Una visita a mi Alma Mater

Este viernes fui a visitar a uno de mis amigos a Zacatenco. Dejé mi coche por alguna calle de Lindavista y entré por la ahora llamada Plaza Roja. Para quienes no sepan, esta plaza es la explanada donde se encuentra Lázaro Cárdenas, entre el famoso “Queso” (el Centro Cultural Jaime Torres Bodet) y un edificio reestructurado que alberga a la biblioteca. ¡Que bien se siente caminar por los pasillos de la unidad! Recordando cuando era estudiante, viendo cómo casi todo permanece igual, las cafeterías, los estacionamientos... vaya que tiempos gloriosos, como dicen: recordar es volver a vivir.

Recuerdo que todos nos sentíamos amos y dueños del universo, queriéndonos comer al mundo y pensando que nada nos podría detener. Y literalmente sigue siendo así, solo que en un contexto diferente.

Pero lo más importante de esta pequeña visita es que parece que el tiempo se detuvo. Entrar a los Laboratorios Pesados de Ingeniería Metalúrgica y percibir el clásico olor de minerales, fundición, materiales diversos de la metalurgia... ¡Cómo recuerdo mis tardes con mi molino para mezclar cobalto y molibdeno en polvo, todo para mi tesis! Era como jugar con lodo, ¡pero sin agua! Suena curioso, pero así era. Pasaba largas horas de espera en un difractómetro de rayos X para analizar mis aleaciones y medir la cantidad de energía acumulada en el proceso de molienda, utilizar el planímetro para obtener áreas... Recuerdo algunos descuidos como un día cuando dejé prendida mi bomba de vacío y estando en casa brinqué como chapulín para llamar por teléfono y asegurarme de que todo estuviera en orden, sin algún posible incendio o casas por el estilo. Hasta el difractómetro un día también lo dejé prendido y ya me imaginaba pagando algunos milloncitos de pesos por semejante aparato.

Lamentablemente, ahora parece que la educación sigue bajando de calidad, según lo que me enteré y es muy triste. ¡Mientras tanto me quedo con el grato sabor de mis tiempos de estudiante!

Tlamatilistli

viernes, 25 de septiembre de 2009

El precio de Ser, Hacer y Tener

¿Cuánta gente no logra lo que quiere por tomar decisiones equivocadas? ¿Cuántas personas caen en el clásico “hubiera”?

El ser humano está destinado a tomar decisiones en todo momento. Por las facultades que tiene, por ser racional, por ser pasivo o reactivo o proactivo, por lo que gustes y mandes. Lo más curioso es que independientemente de la decisión, casi todos somos incongruentes. Vaya problema, ¿cómo se llega a eso? Es muy sencillo: porque así nos lo hacen creer. Y para prueba basta un botón: ¿porqué lloras cuando eres feliz? ¿No es acaso una incongruencia?

En la gran mayoría de los casos, una persona quiere “tener” para “hacer” cosas que le permitan “ser” alguien importante (de acuerdo a su contexto). Un ejemplo es: “quiero tener dinero para hacer grandes cosas y ser importante”. ¡FALSO! ¡INCONGRUENTE! Date cuenta del gran error, es una incongruencia total (sí, aunque ya lo haya dicho y sea redundante). ¿Cuántas personas lo tienen todo y no son nada? ¿Cuántas personas hacen grandes cosas y son completos desconocidos? Pero ¿cuántas personas son de lo más sencillo que te puedas imaginar y tienen grandes cosas? ¡Ah, eso es impactante!

Una persona “es” por sus valores (los que quieran ponerle a esa persona). De acuerdo a esos valores, moldeados por la familia, la sociedad, la educación, etc., son sus valores y lo definen como tal. Estos valores (nuevamente, según el contexto) son los que en un principio la harán hacer las cosas que cree son importantes o que al menos, les da prioridad. La consecuencia de esas acciones será el resultado de lo que obtendrá, tangible o intangiblemente.

Este ciclo de Ser, Hacer y por consecuencia Tener, es el precio que pagamos cada uno de nosotros al tomar una decisión. Sea cualquier decisión, de cualquier índole, bajo cualquier circunstancia, con respecto a quien sea, es el precio a pagar. ¿Y cuál es ese precio? Lo que OBTIENES. Pero no se vale arrepentirse porque TÚ ASÍ LO DECIDISTE.

En el mundo del desarrollo humano ésta es una ley inviolable, y cuando eres consciente de ello, al menos podrás saber qué tan incongruente o congruente has sido en tu vida, aunque tal vez tomes la decisión de “no hacer nada” o tomes la decisión de pensar que “no es cierto porque yo soy diferente” o peor aún, que tomes la decisión de creer que “eso no es para mí”. Incluso podrás tomar la decisión de ya no seguir leyendo.

Sé congruente, NO TE CONTRADIGAS. Aprende a conocerte, NO TE OLVIDES DE TI. Sé consciente del precio a pagar: tu felicidad o tu tristeza. Solo tú tienes en tus manos la felicidad, NO TE LIMITES. Recuerda: todo en la vida tiene un precio, el precio de Ser-Hacer-Tener (en ese orden, no hay otro aunque quieras), el precio de ser congruente en tu vida.

Finalmente, esto que hoy he compartido lo aprendí hace unos 6 años, y puedo decirles que me ha servido muchísimo. Liberarse tomando mejores decisiones es algo invaluable para mí. Pero esto no lo es todo, es solo la punta del iceberg.

¡ Papaqui !

Una noche de septiembre en Pluviosilla, pero del año 2008

La ciudad, aunque pequeña, llena de tráfico. Eso me recuerda algo mucho más grande, pero por el momento es interesante ver algo no común: calles saturadas, todos desesperados, claxonazos por doquier... la noche se hace más intensa, la gente caminando por todos lados y yo rumbo a la terminal y... ¡demasiada gente! Pensé un momento y llegué a la conclusión que todo este relajo es por las festividades patrias. Hoy es día 9, aproximadamente como a las 21 horas.

Después de 1 hora formado, de regreso al departamento. Pero parece que todo mundo está haciendo carnes asadas, el agradable olor llega constante y entre las luces del alumbrado público se ve la nube del asadero... ¿pero tanta carne se está preparando como para que se vea tanta nube? ¡Oh! Ya veo... La neblina está bajando, no es la carne asada...

Caminando entre la neblina solo se ven sombras, se sabe que viene un coche porque trae las luces encendidas, una que otra persona se ve a lo lejos, no, esperen ¿lejos? No es lejos, a media cuadra ya no se distingue mas que solo sombras caminando...

jueves, 24 de septiembre de 2009

Un mundo lleno de contradicciones

Era un día de noche, cuando el sol con sus rayos ardientes... ¡helaba la tierra! De pronto, al ir caminando con dos de mis compañeros yo solo sentado en una piedra de madera, tropecé con el cadáver de un ser viviente. Y sacando mi cuchillo que no tenía ni cacha ni filo, le di dos tremendas puñaladas y el muerto me contestó: “¡hay! me mataste pero a traición”.

Hace mucho tiempo, cuando era niño, mi mamá me contó esta historia para entretenerme. La he recordado siempre, desde la primera vez se quedó grabada en mis pensamientos. Hasta donde sé, a ella se la contó una amiga de la escuela. Hoy la comparto para todo el mundo.

¿Será que este mundo en que vivimos tiene algo (o mucho) que ver con esta historia?

Peualistli

Todo tiene un comienzo y una razón de ser. No es "casualidad" iniciar un blog, es una "causalidad" que obedece a ciertas inquietudes. Las mías: compartir y crecer.

¡Allá voy!