sábado, 10 de septiembre de 2016

Ben–Hur

Las grandes obras maestras del cine se superan con
otras grandes obras maestras, no con simples refritos.

La magna producción de la película de Ben-Hur de 1959 protagoniza por Charlton Heston es insuperable en todos los sentidos. Hace algunos días en compañía de un excelente amigo vi la película de este año 2016… y tengo que decirlo: la nueva película es simplemente buena, más no sobresaliente. Cambian muchos detalles de la historia clásica.

Veamos, tras tener el cuerpo destrozado, Mesala confiesa que la madre y hermana de Ben-Hur están vivas, acto seguido se muere. El refrito presenta a un Mesala que pierde la carrera y junto con Ben-Hur se perdonan mutuamente, mientras que un detractor del ejército romano busca a Ben-Hur para decirle que su madre y hermana están vivas, y finalmente todos terminan felices y contentos.

Si quieren otro detalle, ahí les va. Tras la envestida de la galera donde va Ben-Hur, se queda a la deriva, para posteriormente encontrar también a la deriva al capitán de la flota romana. Ben-Hur lo rescata y como agradecimiento, el capitán lo incorpora en la sociedad romana tras reconocerlo como su hijo adoptivo. En el refrito, sólo aparece Ben-Hur a la deriva, llega a la playa y lo encadena el africano quien es dueño de los caballos de carreras. Basta decir que en la producción del 59, dicho africano (por cierto egipcio) era Baltasar, uno de los tres reyes magos, y este hecho está perdido en el refrito, o al menos no es claro. (Por cierto, recuerden que tenemos la primera producción muda en blanco y negro de 1925. Y entre la muda y la de este año 2016, me quedo con la muda aunque haya 91 años de diferencia.)

Y qué decir de la carrera. Nada que ver con la producción del 59. Para quienes no saben de lo bueno, les dejo un segmento de la magnífica carrera. Ustedes juzguen por su cuenta.

Hacia el yankuik panorama

A lo largo de 4 años de preparación, conociendo aquellos elementos que permiten desencadenar un poco de la verdad, me doy cuenta que el último año fue desaprovechado. Es decir, sólo tres años han sido efectivos. Hoy he retomado esa preparación, hoy he renovado mi meta de terminar para estar en condiciones de observar el nuevo panorama. Este yankuik panorama es de hecho algo que debo compartir con tres personas especiales, de las cuales dos inician su andar en este mundo.

En el último año he aprendido mucho de tantas cosas que se han inventado para tener una vida mejor, pero muchas de ellas realmente alimentan al ego y eso es algo completamente inadmisible. Sin embargo he de decir que las experiencias ganadas son tan importantes, tan confortables que todo lo demás se convierte en algo irrelevante. No obstante aprender de esas dos personas que prácticamente no tienen aún la influencia de la personalidad es tan confortable, que internamente la paz crece y se vuelca todo en un mundo de observación que hace flotar sobre las cosas mundanas de tanta gente.

Y tan fácil que es estar en el camino hacia la verdad y no nos damos cuenta. No obstante ese es el reto cada día, cada instante, segundo a segundo… sólo puedo decir que hay que dar el mejor esfuerzo, aunque suene trillado. Pero el 95% de las personas lo echa por la borda. Vaya desperdicio. Y no es que no pase nada, es que pasa que desperdiciamos la vida y nuestro objetivo no se cumple. El mejor esfuerzo nos da resultados inmediatos y es cuando decimos que “ha sido un buen día” y que “la actitud fue diferente”.

¿Cuántos buenos días al año tienes?

La respuesta que obtengas es la medida de tu mejor esfuerzo en ese año. Y es la medida de tu actitud ante la vida en ese año.