jueves, 24 de febrero de 2011

La uetskayotl de la musa

Desde hace un año (o tal vez más) me di cuenta de que una musa se pasea a lo largo y ancho del lugar donde trabajo. Como fuente de inspiración, múltiples ocasiones me he puesto a divagar con su sonrisa encantadora e imaginado un sin número de grandes momentos apacibles tras la belleza de sus ojos y de su cabello. Para su corta edad, es de un vestir elegante y conservador, lo cual es algo muy raro en nuestros tiempos.

Para mi sorpresa y fortuna, muchas de las horas de la comida han sido bastante gratas pues, la musa llega al mismo lugar donde disfruto de excelentes comidas. Allí he podido conocer un poco más de ella, no solo por observarla, sino por comentarios de su mamá, persona también bastante agradable.

Las concomitancias en el área de trabajo ya no pasan desapercibidas, ahora van acompañadas de un agradable saludo, el cual al menos hace coincidir dos sonrisas: la sonrisa de la musa y la mía.

lunes, 21 de febrero de 2011

¿Real o irreal?

1) En cierta ocasión, en mi primer trabajo, una compañera casi me golpea porque en nuestra conversación mencioné la palabra “mente”. Ella, que es psicóloga, no maneja este concepto porque es algo irreal, solo existe el cerebro, el pensamiento y el discernimiento. Sin embargo, en el diccionario se hace referencia a esta palabra como “el potencial intelectual del alma”, “pensamiento y voluntad”, así como “actividad y proceso psíquico” (¡esta última en el contexto de la psicología!).

2) De acuerdo con los eruditos de las neurociencias, el cerebro no distingue entre la realidad que vivimos, lo que soñamos y lo que nos imaginamos. Para el cerebro, cualquiera de estas tres actividades se percibe exactamente de la misma forma, no hay distinción alguna. Al menos, esto lo demuestran los experimentos donde la actividad cerebral se manifiesta exactamente de la misma forma y en las mismas zonas. Por lo tanto, si nuestro cerebro es el encargado de percibir de esta forma las cosas, cerebralmente no sabemos en qué momento “vivimos realmente”. De aquí se desprende entonces que una persona a la que consideramos “deschavetada de la cabeza”, ¿está loca o no?

3) Alguna vez comenté que el tiempo presente es un instante tan insignificativo, que no nos es posible distinguirlo. Nuestro cerebro necesita de un lapso de tiempo para ser conciente de que estamos en el presente. Sin embargo no es así. Considerando que podemos percibir las cosas tan rápido como la velocidad de la luz (en el mejor de los casos), entonces siempre tenemos un tiempo de retrazo de lo que percibimos. Por lo tanto lo que perciben nuestros sentidos es en realidad la percepción de un pasado, la percepción de algo que ya no existe, la percepción de cosas que no son la realidad.

Con base a lo anterior, si la mente no existe, si nuestro cerebro no distingue lo que sucede y nuestra percepción corresponde solamente al pasado… ¡vivimos en un mundo irreal, ficticio!

La existencia verdadera y efectiva que describen las cosas “reales” es solo producto de nuestra maravillosa “mente” para hacernos “concientes” de un efecto de “presente”, aunque en “realidad” es cosa del pasado.

Se dice que nuestra conciencia es:
¡lo único real!

domingo, 13 de febrero de 2011

La Nada

El universo se encuentra en expansión, en algún determinado momento del tiempo llegará a su límite y se empezará a contraer. ¿Cuándo sucederá eso? No hay que preocuparse por ello porque cuando eso ocurra seguramente ni el sistema solar existirá, y quién sabe, tal vez ni nuestra galaxia.

Se dice que el universo es esférico, al menos es la teoría más aceptada. Y he aquí la pregunta más rara e inquietante: ¿qué hay más allá de esa esfera del universo? Durante mucho tiempo pensé que la Nada. Pero eso desprende otra pregunta tal vez aún más rara: ¿Qué es la Nada? Seguramente esto es el inicio de un sin número de preguntas que no solo retan a la parte filosófica y científica, retan a lo inimaginable. La mente del ser humano no está habilitada para responder a semejantes preguntas.

La Nada, por definición es Algo. Por consecuencia no es factible decir que simplemente hay Vacío, al no ser así, no es posible decir que no es parte del universo. Lo anterior, me da la impresión, es caer en un círculo vicioso de definiciones.

Retomando varias cosas de “El Semanauak Elegante”, me parece que la pregunta original es aún más compleja de lo que parece. No existe un solo universo, existen miles de universos, todos ellos inmersos en lo que se ha denominado el Multiverso. Además, cada vez que un universo roza a otro universo se genera un big-bang. Desde esta perspectiva, la Nada son los “huecos” entre los universos. Bien, creo que la pregunta se contesta, pero parcialmente. La pregunta ahora se transforma en algo más descabellado: ¿qué hay más allá del Multiverso? Si con trabajos podemos imaginar el Universo, menos se podrá responder lo que le sigue al Multiverso.

Lo mismo trae como consecuencia pensar en el cero absoluto: -273.15 grados centígrados. Todas las teorías dicen que el cero absoluto es la menor temperatura factible del universo, donde todo se queda inerte, donde ni una sola partícula elemental vibra y toda la materia es sólida. Los cálculos de la entropía así lo muestran, no es posible que haya temperatura menor a 0 grados Kelvin. Yo me pregunto: ¿hasta dónde nuestras leyes científicas son válidas? Al menos este universo en el que vivimos pareciera que así se comporta. Pero en otros universos, ¿es lo mismo? Por cierto que el cero absoluto está relacionado con la perfección.

Entonces, bien pudiera decirse que si las leyes son universales, ¿quién asegura que también son multiversales? Hasta donde sé, la teoría de cuerdas apenas dejó entrever que existe el Multiverso, mas aún no se sabe si las leyes del universo son multiversales. Ante esta consideración, la Nada sigue siendo un misterio.

Como nota interesante a esto, la conciencia es la única que puede percibir y explicar la Nada, tanto en espacio como en temperatura. He aquí una más de las razones del Ser.

martes, 8 de febrero de 2011

Nano-tratado de Libertad

Recientemente me encontré algo que es bastante interesante sobre la libertad. Pero antes, en el diccionario esta palabra se define como: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”; y entre las variantes, aparece también como “privilegio”.

En el contexto en que vivimos, nuestra parte externa, los conceptos aplican excelentemente bien (aunque suene redundante). Pero en el contexto del Ser (nuestros valores), ¿cómo aplica? Bien, digamos que si somos capaces de ver la película de nuestra vida o de nuestras experiencias más impactantes, tanto positivas como negativas, y simplemente podemos retirarnos de la “sala de cine” y continuar con nuestras vidas sin mayor exaltación, somos libres.

Sí, nuestra libertad interna se define en términos de cuántas cosas arrastramos. Esto es una verdadera (y probablemente la única) razón de Ser y del Ser. ¿Eres libre? ¿Tienes tlanemakayotl? He allí lo iuani.