sábado, 20 de noviembre de 2010

Una gran imaniatl: los 70s y 80s

Desde que tengo memoria, la música de los 70s y 80s ha sido mi preferida. Hay muchas razones para ello: que tal vez cuando era niño la escuchaba en la radio y era moda, o hasta el propio gusto personal. Pero si ponemos un poco de atención en lo que escuchamos actualmente, hay una gran cantidad de refritos musicales de esas épocas, tanto por nuevos intérpretes como en diversos géneros musicales. Incluso, en muchas estaciones de radio tienen programación especial de esas dos décadas.

Una ocasión, platicando con un amigo, me comentaba que él abandonó la música más reciente porque la sentía “hueca”, sin sentido y totalmente fugaz: faltaba la propuesta creativa del intérprete, e incluso del autor. Es cierto, vivimos en una época donde la creatividad musical se está extinguiendo. No sé a qué se deba, me faltan muchos argumentos para responder, pero creo que algunos factores son la extinción de sueños, de fantasías, de mundos de color rosa y tal vez hasta de la pérdida de cierta inocencia en las generaciones actuales y hasta en nosotros mismos. La superficialidad moderna está matando a la música y al arte en general.

¿Qué cantante actual tiene impacto como lo fue José José, Juan Gabriel, Roberto Carlos, Napoleón, Diego Verdaguer, Julio Iglesias, Joan Sebastian, Emmanuel, Yuri, Daniela Romo, entre muchos otros? Y vaya que todos ellos fueron contemporáneos y sus éxitos eran no solo arrasadores, eran numerosos y con una energía única. Lo mismo sucede con los grupos musicales, aunque creo que algunas excepciones las tenemos con la música del norte: banda, quebradita, duranguense, cumbia texana, etc. Claro está, descartando gran parte de sus éxitos que fueron los éxitos de antes.

Indaguemos un poco sobre la composición y el ritmo musical. Hablemos de un Timbiriche que a finales de los 80s sus discos 7, 8 y 9 fueron prácticamente grandes éxitos. La composición musical en esos discos es única e inigualable. Pasemos ahora a un escenario extranjero: Michael Jackson y su éxito Billie Jean; esta pieza musical tiene un gran ritmo que también es inigualable. En ambos casos, el ritmo en esas piezas musicales es tan vigente como si se hubieran creado ayer, no tienen ningún toque de antigüedad, han pasado más de 20 años desde que aparecieron y son del gusto de las nuevas generaciones. ¿A dónde están las nuevas propuestas y las promesas musicales? Las pocas que hay solo tienen éxitos momentáneos.

Mientras tanto, ¡Arriba los 70s y 80s!

martes, 16 de noviembre de 2010

Lapsus poético

Entre el arduo trabajo,
entre tantas actividades,
te apareces en mi mente.

Figuras como ángel,
te muestras con una gran sonrisa,
y el recuerdo es cada vez más intenso.

¿Cuándo te veré? No lo sé.
¿Podrás atenderme? No lo sé.
¡Lo que sí sé es dónde buscarte!

viernes, 12 de noviembre de 2010

Una gestalt que se cierra

La lectura fue interesante, había cierta inquietud, no obstante todo fue muy relajado. Independientemente de ciertas contradicciones, el saber que la parte central era totalmente congruente por primera vez y hasta con un cierto grado de madurez notoria, el resultado es una satisfacción y tranquilidad absoluta.

Los ciclos tarde o temprano se cierran. Hoy uno más está cerrado.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Síntomas vacacionales

Entre miles de cosas que se hacen día a día, a estas alturas del año lo que se empieza a querer son unas vacaciones. Pero no es solo el producto de trabajar, es también una cuestión de clima, ya que con estos fríos es más bien para estar solamente en casa, viendo tele y con un montón de cobijas encima… casi como listos para invernar.

Pero aún hay un mes de trabajo y como dicen en muchos lados: “esto no se acaba hasta que se acaba”.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Borrachera laboral?

Para muchos el entretenerse con actividades laborares es bastante grato e incluso pareciera que es una adicción. Pero esto es como el alcohol: todo debe ser con medida.

Tras lo anterior, solamente puedo decir que estoy ebrio de actividades... ¡Salud!... 2.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El insulto a Mictlán: distorsión de nuestras tradiciones

Regresando a casa... todo mundo en las diferentes secciones de las colonias anda con máscaras, y no se diga los niños. Se ven todo tipo de engendros paseando por doquier. ¿Porqué festejar algo que no es de nosotros? ¿Porqué inculcar tradiciones importadas que no tienen nada que ver con nuestros verdaderos festejos?

¿Y mañana? Seguramente muchos de los que festejaron hoy no saldrán, no se asomarán, creerán que el descanso es por una noche de engendros pidiendo dulces.

Desde mi muy particular punto de vista creo que el día de muertos es una tradición que está totalmente por arriba de la de una noche de brujas. Y al decir por arriba, me refiero en múltiplos de miles. La riqueza de un día de muertos es incalculable.

¡Un día de muertos es de otro nivel!

Empezando por ser una tradición ancestral, el puro nombre de Mictlán refleja un concepto realmente maravilloso y extraordinario: la vida fuera del espacio terrenal creado por dioses benevolentes, donde la paz existe por doquier. El banquete mortuorio, otra pieza importante: un pequeño punto de convivencia entre vivos y difuntos, ¡motivo de una gran celebración! Si hay algo que celebrar es justamente eso, la visita de nuestros difuntos.

Y desde luego, la diversidad de representaciones, tanto en detalles como en “calaveritas” (que un niño pida calaverita con un disfraz de monstruo... ¡es ilógico!). La calaverita, nido de creatividad, pieza poética popular llena de cosas irónicas de alguien o algo. Es también inigualable.

En fin. Si están acostumbrados a festejar lo ajeno, es respetable, pero luego no digan que porqué México es de otros o porqué perdemos nuestras tradiciones.

Mientras tanto, los dejo, mis fieles difuntos me esperan para festejar.