jueves, 28 de enero de 2010

Los acentos: un trauma para muchos (¿todos?)

El domingo pasado conseguí un libro de un autor que nunca me imaginé comprar. El autor es un brasileño que ha publicado muchos libros y de los cuales varios de ellos se han traducido a otros idiomas. Al parecer sus obras reflejan la superficialidad del ser humano, las apariencias de la sociedad y algunos aspectos de reflexión.

El libro me interesó esencialmente por el título, que de hecho me enteré por medio de una amiga que colecciona sus libros. Y aprovechando que los domingos tengo tiempo, me di a la tarea de iniciar la lectura del libro. Al inició me costó trabajo concentrarme porque no comprendía el escenario que se describe, sin embargo, después de leer varias veces algunos párrafos pude meterme en la narración.

Todo iba bien, con la imaginación a todo lo que da. De repente, parecía que “la película” del libro se detuvo, se quemó y ya no pudo seguir la proyección. ¿Porqué? Me preguntaba si me salté alguna línea, omití alguna palabra o de plano ya me estaba durmiendo. No, no era eso. Simplemente me encontré con una palabra mal acentuada y me cambió toda la idea y mi película se estropeó un instante. Pensando en que fue todo, ¡Sorpresa! Otro acento culpable.

Hasta el día de hoy he leído la tercera parte del libro, el cual resultó mucho mejor de lo que yo esperaba, pero he encontrado (afortunadamente sólo 3 o 4) palabras mal acentuadas que me cambian las ideas. Yo no soy experto de los acentos, ni mucho menos de la ortografía, pero creo que hay cosas hasta de sentido común para saber si se acentúa o no una palabra. Y esto me recuerda una persona que hace muchos años me dijo: "todo lo que termina en ‘on’ lleva acento". ¡No es cierto! Y que crueldad para la escritura porque entonces qué sentido tiene aquello que nos enseñan sobre las palabras agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas. Y aclaro, el libro que estoy leyendo es una traducción, por lo que solo puedo culpar a quien lo tradujo y sus secuaces (revisores).

Espero que Ustedes que leen mis notas puedan retroalimentarme si he cometido errores de ortografía y principalmente de lo que me quejo hoy, los acentos. Si es así, no duden en decirme, porque los acentos es algo muy iuani.

lunes, 25 de enero de 2010

La verdad te hará libre

El ser humano, con todas sus virtudes y defectos es muy complicado y complejo. Independientemente de la situación, ocasión y época, el miedo y la ansiedad impera en su forma de pensar y por ende en sus decisiones.

Una de esas cosas complicadas, por increíble que parezca, es que el ser humano generalmente dice mentiras para justificar sus acciones. La verdad queda en el misterio y en un negro sendero que en el momento menos esperado ofrece una salida y entonces es cuando se cumple eso que conocemos como: “la verdad tarde o temprano se sabe”. Supongo que habrá honrosas excepciones donde realmente la muerte es la única que termina conociendo esa verdad. Lamentable.

Veamos el caso de un asesino. ¿Porqué no dice a quién ha matado? ¿Por miedo? No sabemos. Si lo atrapan y se declara inocente, pero le comprueban todo, seguro que lo condenan por algunos años o hasta cadena perpetua, según los crímenes. Si dice la verdad, de todos modos puede ganarse aún así una cadena perpetua. ¿Entonces cuál es la diferencia? ¿No que la verdad te hará libre? Pareciera contradictorio.

Hay muchos puntos de vista en esta frase. El primero es que decir la verdad libera la culpa interna, aunque en muchos casos no se piense así, pero está comprobado que el estrés muscular se reduce considerablemente. Si nosotros lo creemos o no, es diferente. Lo segundo es que si el asesino se confiesa culpable (cuando realmente lo es), la condena puede disminuirse y, si de cadena perpetua hablamos, al menos se gana que la gente lo deje de acusar, y en ese sentido se siente libre (de las acusaciones). El tercer punto es que al decir la verdad se cumple con el principio de la congruencia humana.

Pero no es necesario un ejemplo así. Pensemos simplemente cuando dos personas mienten (o al menos una de ellas), independientemente del tipo de relación que tengan. ¿Para qué mentir? Yo me pregunto: ¿Cuánta energía, tiempo, dedicación y tal vez dinero se necesita para mantener viva esa mentira y pasarla como verdad? ¿Porqué tantos recursos gastados en algo que al final se sabrá?

Seguramente conocen uno de los grandes clásicos: “es que le mentí para no lastimarlo(a)”. Vaya forma de pensar. La incongruencia del ser humano lo puede delatar, puede haber un error en el plan, o simplemente cualquier tipo de descuido lo hecha todo a perder. ¿Y para qué? Cuando algo así sucede, todos sabemos que de alguna manera se le hecha en cara su falsedad, mediante palabras, gestos o acciones. ¿Qué libertad puede tener una persona antes y después de descubrirse la verdad?

Hay otro clásico en donde seguramente muchos más se podrán identificar: ¿Y si me dice que no? (y que no solo aplica entre dos personas, también en lo familiar, laboral, etc.) ¿Dónde está la mentira en esta última pregunta? No hay mentira, pero hay una verdad que también tarde o temprano se sabe y sacarla con la persona indicada (independientemente de la respuesta) es sentirse libre y no frustrado (estresado) por ocultarla.

Decir la verdad es ser transparente. Decir la verdad es mostrar lo que realmente somos. Decir la verdad es ser congruente. Decir la verdad es tener menos estrés. Decir la verdad es estar en paz ante cualquier situación, ya que nadie podrá decir lo contrario porque pase lo que pase, no hay nada que pueda contradecirla. Decir la verdad te hará libre.

Sé que muchos dirán que hay oportunistas, o que es exponerse y muchas cosas más, pero así somos, complejos e incongruentes. Sin embargo, me parece que al menos podemos contar con mayor libertad al decir más verdades.

En los últimos días he disfrutado de mayor libertad.

domingo, 24 de enero de 2010

El magno eclipse

Ayer inició el eclipse. El evento es impresionante y como todo fenómeno cósmico es imposible ver todas las vertientes que puede tomar. Los astrónomos predijeron muchas cosas y aplicaron muchos cálculos matemáticos para poder adelantar toda la información relevante y de interés en un acontecimiento como este. Allá donde todo se puede apreciar en su compleja ejecución se sabe muy bien lo que ocurre. Aquí solo se percibe una parte y dificulta apreciar el impactante fenómeno.

Las primeras observaciones fueron indescriptibles y los datos ofrecidos por el observatorio se cumplían uno a uno. El tiempo pasaba lentamente cuando sorpresivamente se dio una noticia nunca antes vista: “es imposible decir cuánto durará el eclipse”. Yo no me imagino algo así porque los eclipses son de minutos y con esta noticia las cosas cambian drásticamente. Nunca me imaginé escuchar algo así. Sabía del rumor, pero nunca pensé corroborarlo.

Aunado a esto, se da una segunda noticia sobre la tercer metstli: “no se puede tampoco corroborar su rotación”. Pensé que sería todo, no obstante hubo una tercera noticia: “hay evidencia de que el sistema ternario, en uno de sus tonatius, se suscite un cambio de metstli”. Vaya, qué eclipse espectacular y controvertido. Tendré que esperar, no puedo irme así nada más sin saber qué pasará durante el resto del eclipse. Algunas versiones dicen que puede extenderse meses pero no sé si tendré tiempo para verlo concluir en la forma que me gustaría. Apreciar el inicio del eclipse me proporciona tranquilidad, liberación, paz y confort, pero allá en las alturas sigue un fenómeno lleno de incertidumbre con dos posibles salidas.

Finalmente, ayer pude corroborar que este tipo de eclipses tienen gran similitud con ese famoso dicho del ajedrez: “cuando menos te lo esperas, salta el caballo”.

jueves, 21 de enero de 2010

Los tres tonatius

Allá en lo alto, el sistema solar ternario tiene una posición privilegiada. Aquí en este mundo el viento pasa de forma agradable, la paz fluye y el respiro es apacible.

En el horizonte se nota la conjunción de esos tres tonatius, dos están en armonía mientras que el tercero aún le falta ajustar su posición para que sea exacta. Nunca pensé ver ese sistema ternario nuevamente en acción, ya que a lo más solo un tonatiu pasaba sin desviarse de su órbita.

Hasta donde sé, el primer tonatiu tomó a su metstli, que en un período la perdió pero la órbita se encargó de arreglar todo. El segundo tonatiu consiguió su metstli como consecuencia de la sabiduría. El tercer tonatiu ha sido el más rebelde, aunque tiene su metstli solo falta ver la rotación que lleva.

Mientras llega el grandioso fenómeno, la agitación se convierte en calma y la espera desaparece. Todo fluye. Todo se sincroniza. Todo está correcto.

miércoles, 20 de enero de 2010

La espera...

Los sueños puestos en nuevos objetivos con una meta que puede estar próxima. El largo tiempo en el limbo podría extinguirse para dar paso a una nueva era con un tiempo palpable. Las posibilidades de reconfortar el interior con un temple perfecto son amplias. La magnitud de una bola de nieve en las proximidades puede llevarse a los árboles caídos. Los manjares de los dioses se perfilan para el magno evento. El eclipse total de sol está por llegar a su máximo. El horizonte manifiesta un nuevo amanecer.

Un nuevo big-bang podría ocurrir en cualquier instante. ¡La espera se ha hecho eterna! La ausencia golpea en lo más profundo pero la tenacidad de esperar sabiendo que el tiempo avanza permite seguir soñando... y la esperanza aún está fija en una sola decisión y en una sola respuesta.

lunes, 18 de enero de 2010

Etsontilistli del ánimo

Tiempos cortos y períodos largos. Combinación que resulta en dinamita pura, sobre todo para el estado del ánimo. La generación de ansiedad al no darse un nuevo tiempo, aunque sea breve, seguido de un período de incertidumbre, resulta en muchos días inquietos.

Instantes cortos e incertidumbre. Combinación que resulta en desesperación y zozobra, sobre todo para el estado del ánimo. Minutos que se hacen eternos al no saber nada.

Momentos de coincidencia, latidos rápidos y pensamientos fugaces. Combinación crítica y aterradora en cualquiera de mis cinco sentidos y sobre todo para el estado del ánimo. La imaginación, a todo lo que da, hay que saberla controlar.

El tiempo sigue su curso. ¡Ya no más etsontilistli!

viernes, 8 de enero de 2010

Las manos

Qué hermosas son las manos del humilde labrador
que se sumen en la tierra, que trabajan sol a sol.

Qué bonitas son las manos de una novia en el altar
y qué tristes son las manos que van en un funeral.

Diga usted, si hay más ternura que se pueda imaginar
que en las manos pequeñitas de los niños al rezar.

Todo aquel que tenga madre no, no podrá nunca negar
que las manos de una madre no se pueden comparar.

Y aquel que no la tenga... que perdone mi canción,
pues quiero hablar de manos santas, las de madre ¡esas son!

Pero hay manos que son garras, cegadas por la ambición
que ordenan ¡a la guerra! y siembran desolación.

Pero hay dos manos que el hombre hace tiempo ya olvidó,
manos que fueron golpeadas, humilladas por el odio y el rencor;
manos que hicieron milagros, manos que dieron amor,
miren bien... quiero que vean... ¡pues son las manos de Dios!

= Sandro =

Aunque sólo llegué a conocer dos de sus éxitos: Mi amigo el puma y Porque yo te amo, hoy que me encontré esta canción, me parece que su letra es una muy buena reflexión.

miércoles, 6 de enero de 2010

El recuerdo de un gran ajauili

Hace muchos años, me encontré con un pequeño dragón, lo adopté y tuve muchos años de diversión imaginándome historias fantásticas. Hoy les presento a ese dragón favorito, con sus temerosos dientes y su gigantesca espada mágica.



¿Cómo se llama? Nunca le puse nombre, solo es mi dragón favorito. Pero se aceptan sugerencias.

domingo, 3 de enero de 2010

Tlatsotsonalotl y ayekimatilistli

El piano suena. La orquesta acompaña. Los violines tocan. Todo se estremece. Los grandes momentos vuelven y los sentimientos afloran. La combinación de ritmos lentos y al mismo tiempo ritmos rápidos... una combinación perfecta. El impulso a hacer grandes cosas se despiertan al escuchar el esplendor de la música de las grandes orquestas.

La imaginación vuela, creando y recreando escenarios llenos de idealismo. La letra de los cantantes se proyecta como una película y el actor principal aparece: yo. No importa qué ocurra en el mundo, no importa qué problemas existan, lo único importante es ese mundo perfecto.

El escenario crece y empieza la fiesta, el baile inicia y las mejores piezas musicales desfilan una a una. No importa el ritmo, la maravilla de la guitarra electrónica se hace presente. El ritmo aumenta, mantener el paso es un reto, no importa, hay que seguir hasta el final. La motivación crece y el estrés baja. Queremos más música y que no se detenga. ¡Sigamos! La cerveza corre al igual que el jugo de piña y los tambores se dejan oír junto con las palmas de la mano. Como la adrenalina, la emoción fluye por todo el cuerpo y más rápido fluye cuando se deja escuchar el arpa... la combinación de instrumentos musicales sigue siendo excelente.

La conexión musical es fuerte. El apogeo se mantiene. Nuevos ritmos pasan y vendrán otros, todos aportando ciertas piezas que vibran de manera única. Pero esperen, el órgano suena... otro toque perfecto, melodioso y único... ¡que buena música! La proyección se muda instantáneamente... la marimba lo amerita, no puede ser de otra forma: ¡excelente! Todo es instrumental y la batería se hace notar proyectando paz interna, estimulando el oído y estimulando al cerebro... la sinapsis es única... todo en un ritmo balanceado con timbales.

Nadie quiere que esto se acabe, y así es, nada acabará mientras esté en la mente, en esa concepción del cerebro. El actor principal, yo, allí sigue disfrutando del ritmo maravilloso de la música.

sábado, 2 de enero de 2010

Diezmo: mi modelo de impuestos

Este año inicia con un incremento en los impuestos, que según los expertos no es benéfico en épocas de crisis, con lo cual estoy de acuerdo. El poco aumento al salario mínimo que se efectúa en este mes no tendrá efecto debido a dicho incremento. De remate nos aumentan el precio de la gasolina y por consecuencia, todo empieza aumentar.

No pretendo cuestionar hasta dónde nuestro modelo de impuestos es benéfico y al mismo tiempo perjudicial, pero desde hace algunos años he tenido la idea de que los impuestos pueden ser tan transparentes que incluso podríamos olvidarnos de tanto rollo para declarar y deducir en una forma muy simple. Tomando la mecánica de cómo funciona el diezmo, alguna vez me pregunté: ¿Porqué no aplicarlo como modelo de impuestos? La idea es que todos, absolutamente todos, por ley, se nos descuente un único porcentaje de nuestro ingreso, no declaramos y no deducimos. Lo recaudado pasa directamente al gobierno y listo. Sólo habría que saber si el 10% es lo adecuado. Si nadie declara y nadie deduce, eliminamos el efecto de que el consumidor final sea el que realmente pague los impuestos, eliminamos posibilidades de evadir impuestos y hasta hay una oportunidad de que el comercio informal se incorpore en las recaudaciones. No habría diferencia entre personas morales y personas físicas, no importaría cuanto gana una empresa o persona, ya que todos estarían obligados a pagar su diezmo.

Solo planteo una idea, un modelo. Las implicaciones legales, materia de importación, gente pobre y de extrema pobreza, bienes y servicios, entre muchos otros temas implicados, los dejo fuera por la complejidad que conlleva. Esto implica una tlapapatilistli radical para acomodar las piezas de forma correcta.

¿Suena descabellado? Sí. ¿Parece extremadamente fantasioso? También. ¿Estoy totalmente loco y delirante? Tal vez. Pero como dirían los expertos de la mejora: “romper la vajilla para renovarse”. Y en este caso romper la vajilla significa cambiar el modelo de impuestos. Aunque el problema real no creo que sea un cambio de modelo de impuestos, es más bien, la ideología del mexicano por hacer fraude en la primera oportunidad.

Pero pase lo que pase, el tlatlakuittalistli es importante, hay que llevarlo a la práctica y convertirlo en un hábito.