viernes, 13 de abril de 2012

Los bancos y su tlakamej perezosa

Tras una pequeña revisión de los alrededores, allí estaba la ejecutiva muy entretenida con mil papeles, revisando con lujo de detalle cada una de las líneas que debía de corroborar con la información que arrojaba su computadora. Nos acercamos a preguntar y dijo: "permítanme un momento". Pasaron un par de minutos y nos escuchó. Pero su expresión era de disgusto, cortante y como que le pesaba su trabajo. Pensé en mis adentro: ¡necesita vacaciones urgentemente! Afortunadamente nos atendió, digamos que "bien", nos comunicó por teléfono para aclarar la duda.

Después de la llamada, deliberamos. Tras tomar una decisión, preguntamos con el otro ejecutivo que estaba desocupado. ¿Les dije buenas tardes a ustedes? Si no lo escribí en mi relato es porque el ejecutivo nunca nos dio las buenas tardes. La expresión fue peor, aunque amable: sueño, flojera, tal vez apático ya que su mirada no la quitaba de su computadora. Yo me pregunté: ¿le gustará su trabajo o tuvo mal día o es porque a la sucursal la están arreglando? Y la respuesta a nuestra duda fue: “necesitan dejar la cuenta en ceros, deben consultar saldo en cajero, hacer un depósito para completar saldo a 50 pesos, volver al cajero y retirar 50 pesos para que ya quede en ceros”… ¡Ajá! ¡Maravilloso, estupendo y formidable! Como si uno nunca hubiera estado en un banco. Tras deliberar nuevamente, yo dije: “ve a ventanilla directamente, di que quieres dejar en ceros la cuenta y que te entreguen el saldo”. Y dicho y hecho. ¿Para qué tanto rollo en el cajero y depósitos y retiros y bla bla bla? ¡Y eso que nos encontramos en la simplificación administrativa! Bueno, todo por la cuenta en ceros que tenía 6 pesos con 40 centavos.

Independientemente de que fuimos atendidos, al menos de manera satisfactoria, la calidad en la atención deja mucho que desear. Digo, los clientes somos la materia prima del banco y de cualquier otro negocio donde compremos productos y/o servicios. Un banco debe tener siempre un nivel de atención impecable, aunque les preguntes mil veces lo mismo, no todos tenemos la capacidad de comprender a la primera, no todos podemos obviar lo obvio, la atención debe ser siempre lo primero aunque llegues con mil dudas como si fuésemos niños que no sabemos nada. Y sobre todo atender como debe de ser si hay personas que no oyen bien, ser pacientes y tolerantes.

Bueno, no se puede esperar mucho si las personas ejecutivas (que deben mostrar su “liderazgo”) no se aguantan la pereza, la desatención y su apatía. Y lo quiero dejar en claro para que no haya duda: sí nos atendieron, pero con lo mínimo que uno se espera. ¿En qué banco ocurrió? En el banco fuerte de México… Creo que en ese banco deberían verificar a su personal porque con esto, la verdad yo me retiraría, y lo bueno que no soy su cliente. ¿Cuál sucursal? Y con la pena, pero la verdad es la verdad, que no peca pero incomoda… Aquella que se ubica en una famosa avenida del estado de México, colindando con el Distrito Federal, en Naucalpan, que lleva por nombre el día en que dizque Hidalgo proclamó la independencia. ¡Chispas! Creo que estoy combinando temas… Disculpen, dejemos eso a los verdaderos historiadores…

Regresando al punto, este banco no es el único, seguramente ustedes tienen historias muy interesantes qué contar de todos los bancos. Yo tengo otras cuantas, pero todo a su tiempo.

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