El día de hoy recibí un correo acerca de la matanza de ballenas y delfines calderones en la isla de Faroe, Dinamarca. Si éste país se considera del súper mundo, o al menos oficialmente uno de los destacables en el primer mundo, es verdaderamente inconcebible que con sus estándares de calidad de vida, tenga una cultura de depredación escandalosa. Y conste que no es el único país que tiene este tipo de combinaciones.
Según Waste (http://waste.ideal.es/cetaceos-calderon.htm): “A pesar de su tamaño y fuerza amenazadores, y a pesar de siglos de haber sido víctimas de la depredación humana, las ballenas en su ambiente natural demuestran una y otra vez ser excepcionalmente tolerantes de la proximidad de los humanos, y no sólo toleran sino que además muchas veces inician deliberadamente interacciones positivas con las personas.” ¡Qué maravilla! Una interacción realmente fantástica.
Pero… Ahora viene el inframundo: anualmente se llegan a cazar hasta tres mil ejemplares. Pero recuerden que lo que se le haga a los animales se lo hacemos a nosotros mismos. ¿Cómo un país de alta cultura y calidad de vida extraordinaria es un depredador? Los ciclos viciosos de la industrialización son inminentes. Frontline World (http://www.pbs.org/frontlineworld/stories/faroe605/) menciona que dicha carne de estos delfines, está contaminada con mercurio. Y creo que ni así entienden que debemos respetar a la naturaleza.
Para toda una introducción a este tema, tenemos http://en.wikipedia.org/wiki/Dolphin_drive_hunting y si les interesa ver la lamentable depredación, pueden checar lo siguiente:
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