lunes, 1 de marzo de 2010

Yo, ¿teposkuayolotl?

Lunes por la mañana. Ingreso a mi lugar de trabajo. Me encuentro con caras conocidas. Sé quienes son, pero me cuesta trabajo recordar qué pendientes tengo con cada uno de ellos. El sueño es pesado y me estorba para ver con claridad muchas cosas que suceden a mí alrededor. Veo más caras conocidas y de repente escucho: "Se le olvidó que teníamos algunos pendientes". Realmente sí me acordaba pero entre la inercia de la desconexión total, no pude llegar a tiempo.

Entrando a la oficina, "Oiga, espéreme, necesito hablar con Usted". Bien, me espero, pero ¿para qué? todos sabemos lo que hacemos, sin embargo, algo tengo que decir con respecto a lo que me pregunten. Muy pesado, me siento lento y solo escucho en mi interior una maquinaria que me dice, sigue este paso y luego este otro. Y así lo hago.

Sorpresivamente otra instrucción se hace presente: clases, clases, clases... Llegué tarde con mi grupo. Clase suspendida porque tengo otros pendientes. Pero ¿qué pendientes? ¿Acaso no está todo en orden? Pues sí, pero requieren de mi presencia. ¡La junta! No puede ser, hay una junta y no tengo tiempo para ir, pero hay que asistir, es importante, las decisiones que se tomen son de peso. Mi Yo interno se robotiza, solo atiende por las actividades que salen al paso, que según fueron programadas con anticipación, pero algo pasó porque mi chip no tiene registrado nada.

Opiniones, discusiones, propuestas, bla, bla, bla, bla, bla... Votaciones... sí, todos de acuerdo. No tengo más instrucciones que hacer mas solo seguir lo programado. No hay más, solo eso, seguir y seguir mecánicamente porque no hay tiempo para otra cosa. Más tarde en el aula, las preguntas salen, yo contesto, pero... ¡no estudiaron! Les dejé que leyeran. No obstante mis instrucciones me dicen: evalúa, evalúa, evalúa... Obvio, si se tratara de un examen, cero redondo.

Todo a mí alrededor se ve como otros entes mecánicos, haciendo lo que tienen que hacer, yo mientras sigo mis instrucciones... para terminar el día.

Seguramente la "vida" de un robot es aburridísima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario