Recordando que la espiritualidad es la parte de nosotros dotada de la razón, el conocimiento es un ingrediente importante de la espiritualidad del ser humano. Es algo que llevamos y que deberíamos de enriquecer tantas veces como tengamos la oportunidad. Pero al mismo tiempo también deberíamos de dotarnos de humildad, aquella virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
Es muy interesante saber que podemos aprender mucho y tal vez ser eruditos, pero si tenemos esa capacidad, ¿porqué no conocernos en la misma medida y volcar la humildad generada? ¿Tiene sentido construir universos carentes de humildad? ¿Cuál es nuestra gloria? ¿Porqué no tratar de cambiar ese concepto de artificialidad por algo más natural? ¿Acaso no es posible? Yo creo que sí.
¡Sabia virtud de autoconocerse!
[*] Mario Bunge. La ciencia, su método y su filosofía. Ediciones Quinto Sol.
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