lunes, 19 de septiembre de 2011

Un mundo de mentiras

Recuerdo que cuando llevé química en mi carrera, el profesor nos dijo que en realidad se ha aceptado la teoría como un acto de fe. Cualquier otro “loco” puede llegar en cualquier momento a decir que nuestras bases son erróneas y que si funciona lo que hacemos es por coincidencia. En ese momento se me hizo fascinante lo que nos dijo, después no lo volví a considerar hasta que…

Hace algunas semanas me tocó revisar un pequeño proyecto y dentro de sus páginas apareció una frase que se me hizo interesante y que de alguna forma aborda lo que dijo mi profesor de química.

El filósofo y economista Bart Kosko afirma que cuando hablas científicamente, simplificas, y cuando simplificas, mientes. La ciencia aborda problemas como blanco o negro, para referirse a un mundo que es gris.

Desde esta perspectiva, nuestro entorno tecnológico y científico es una mentira impresionante. Y me parece que no solo la tecnología. Las palabras de Kosko aplican muy bien a la historia, a la política, a la sociedad, a la religión. Es indiscutible que todo es tajante: sí o no, y tiene sentido, no obstante nuestro razonamiento no es así, está lleno de ambigüedades e imprecisiones ya que usamos cosas como: más o menos, tal vez, puede ser, poco, mucho. He aquí lo gris.

Compatibilizar lo negro y blanco con lo gris evidentemente lleva a la mentira. No me refiero a que las cosas no sean ciertas, me refiero y estoy de acuerdo con Kosko, que para una mayor precisión de las cosas y de nuestro entorno, es necesario un enfoque diferente. Pero eso requiere consciencia.

Y para quienes van despertando, es evidente que aún sin teorías, ¡vivimos en un mundo de mentiras!

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