Al subir al elevador, un señor de intendencia me preguntó a qué piso iba...
- Tercer piso, por favor. Gracias.
- ¿De dónde eres?
- De México.
- ¿Cuánto tiempo vas a estar en Medellín?
- Una semana.
- ¡Bienvenido!
- ¡Gracias!
- Bienvenido también porque me hablaste bien.
Mi percepción en este pequeño diálogo fue que por tratarse de una persona de intendencia, generalmente las demás personas los tratan mal o al menos no les hablan bien. Solo puedo decir: “trata a la gente como quieras que te traten”.
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