jueves, 14 de marzo de 2013

El principio de la hoja en blanco

A una década de haber tenido la maravillosa oportunidad de haber tomado aquel famoso curso de desarrollo humano, por diversos eventos que acontecen día a día, lo aprendido siempre viene a la mente con el propósito de reestablecer la ética del carácter. Sí, la ética del carácter. Y lo repito nuevamente: la ética del carácter.

El principio de la Hoja en Blanco es muy simple. Sólo ubiquémonos en la época de la pluma y su tinta… ¿Qué sucede cuando no hayamos una idea clara de lo que queremos expresar en un simple escrito? Así sea una simple línea, una frase, un párrafo o un poco más, si cometemos un error, no lo podemos borrar, simplemente tomamos una nueva hoja en blanco y volvemos a comenzar. ¿Qué pasa si justo en la última palabra comentemos otro nuevo error? Tal vez nos dé coraje, enojo, desesperación, pero tras un respirar profundo volvemos a comenzar con una nueva hoja en blanco. Y así sucesivamente hasta que terminamos la obra, para posteriormente leerla y tal vez hacer una nueva obra, siempre bajo el mismo principio, por cada error se requiere una nueva hoja en blanco.

Así es la vida de flexible con nosotros. Por cada error que cometemos, siempre tenemos una nueva hoja en blanco para comenzar desde cero, lo que sea, por simple o complicado que sea. Pero lo más interesante de todo esto es que si otra persona comete un error, podemos ofrecerle una nueva hoja para que inicie de nuevo. Cada hoja nueva representa una nueva oportunidad. Siempre tenemos por derecho propio esa hoja en blanco en espera de liberarnos. En cada uno de nosotros está el aprender a utilizar las hojas en blanco de la vida y al mismo tiempo de ofrecerles a otros la misma oportunidad.

Y si no te ha caído el veinte, unos simples ejemplos son suficientes para darse cuenta que hemos hecho tachaduras, enmendaduras y pegotes que más que liberar, encadenan… ¿Cuántas veces has regañado a tus hijos por algo que no estás seguro que hicieron? ¿En cuántas ocasiones les has reclamado algo a tus familiares porque te dejaste llevar por un rumor? ¿Cuánta intolerancia le guardas a tus padres y hermanos por tener su propia forma de ser? Y al contrario: ¿Cuántas ocasiones hubieses deseado volver a empezar? La gran mayoría de las veces, has negado y te han negado la oportunidad. Y todo por un sin número de YOES que desconoces. Simple: no te conoces.

Haz del principio de la hoja en blanco un hábito para ti y tus seres queridos y verás cómo la vida es bella. Recuerda que el pasado es referencia, no residencia. Recuerda que el problema no es lo que se dice, sino cómo se dice. Recuerda que siempre tienes un instante para cambiar lo negativo en positivo y tomar mejores decisiones.

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