miércoles, 6 de febrero de 2013

Los primeros atsans dentro del templo

Desde que dio inicio el nuevo mundo, he caminado en el interior del templo. Su majestuosidad sigue siendo como tal: indescriptible pero lleno de fascinación. He aprendido que cada paso debe ser seguro, que el tiempo se debe asimilar como atemporal para ser eterno, que cada detalle que se comparte debe estar en sintonía con el ágape y que cada instante es único.

Observo que el templo crece. Uno nunca se imagina o considera que esto es posible, más sin embargo descubro que soy un arquitecto dentro del templo. Su edificación es un reto acompañado de innumerables opciones, las cuales bajo el principio del compartir y del ágape construyen automáticamente cada pilar requerido.

Ha llegado la hora de la adoración. Ha llegado el momento de preservar el fuego. Es hora de ascender un poco más en la escalera del Ser. Y todo en lo increíble del Axkankayotl.

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