viernes, 14 de diciembre de 2012

Lo que cuenta es la pakiliskayotl

El caminar pausado daba tiempo a la reflexión, al discurso, a lo cómico. Las horas pasaron y cuando menos se esperaba, ¡la diversión llegó! Así, sigo comprobando aquella frase que un buen amigo me dijo hace algunos años: “nunca dejes de hacer lo que te gusta, porque es lo único que te mantendrá y sacará adelante”.

Detrás de la diversión aparecieron los niños que esos adultos siempre llevan dentro, pero que generalmente se reprimen y castigan. No obstante, en ese espacio de entretenimiento, los adultos desaparecieron, y los niños hicieron de las suyas. Así, sigo comprobando que los niños viven en un mundo lleno de mayor felicidad que el de los adultos.

La agitación de los juegos hizo que desapareciera el tiempo, y esos niños entraron en un nivel de armonía perfecta, donde el presente se disfruta al máximo con las consecuencias gratas de disfrutar de la consciencia. Así, sigo comprobando que al no tener noción de pasado y futuro, la atención, la razón de ser, la existencia y cualquier otro sinónimo, es uno solo con nosotros, ¡es vivir! ¡Es felicidad!

Al agotar las opciones de juego, los niños se preguntaban qué hacer. Unos se inclinaban por más juego, otros por seguir caminando. Sin embargo, tras la sintonía del presente, el juego llegó de nuevo. Así, sigo comprobando que la libre decisión de escoger la mejor opción y entrar en el mundo del compartir, es sin lugar a dudas la mejor que se puede hacer.

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