viernes, 4 de noviembre de 2011

La consciencia tras el kualanilistli

El cambio de un estado relajado a un estado enojado puede ocurrir en un instante tan insignificante que no nos damos cuenta que nos hemos transformado y, probablemente, esta transformación puede suceder desde el equivalente a una oveja, hasta lo grotesco de un monstruo indescriptible. No obstante si por alguna razón se ha llevado la práctica de estar consciente uno mismo, se facilitarán las cosas para hacer lo que es correcto y congruente.

En este mega puente en honor a Mictlán tuve la oportunidad y el lujo de ser consciente de un enojo. Sí. Por primera vez en mi vida pude darme cuenta que mi enojo fue por mí mismo. Nada de lo que pudo pasar a mi alrededor generó enojo. El enojo simplemente surge de mi propia percepción de las cosas. Así, tras percibir que solo yo supe el motivo y que ese mismo motivo dependía de mí y de nadie más, la solución estaba en mis manos.

Aunque es inevitable mostrar el enojo, no obstante no es lo mismo verse enojado e internamente liberando todo, que estar enojado arremetiendo en contra de todos. Parte de la solución es decir la verdad. No se vale decir que “no pasa nada” y estar con semejante enojo que es más evidente que nuestra presencia.

Por primera vez el kualanilistli pude canalizarlo a una solución real sin afectar a los seres queridos. He aquí algo de lo que hace algunos años aprendí tras lo que se conoce como Causa-Efecto: la forma de cómo hacer que algo negativo se convierta en algo positivo. No obstante, solo hace unos días pude aplicarlo en forma correcta. Ser consciente ayuda… ¡y mucho!

¡Si te lo propones, el cambio es posible!

No hay comentarios:

Publicar un comentario