miércoles, 9 de noviembre de 2011

La clase de matemáticas

El fin de semana fui a visitar mi sobrino, fue su cumpleaños. Después de las correspondientes felicitaciones y tras conversar brevemente, mi sobrino me dijo que le ayudara a unas cuestiones de matemáticas. Evidentemente le dije que sí y… ¡Oh sorpresa! Se trataba de la división de polinomios, temática que yo en la secundaria nunca le entendí, de hecho pasé de noche y dije nunca más volveré a saber de esto (sí, cómo no).

Evidentemente tuve que decirle a mi sobrino que me mostrara en dónde había empezado el tema para “ver” cómo le iba a hacer para explicarle. Mi sobrino en uno de esos momentos me dijo: “No le entiendes, verdad tío…”. ¡Y la presión aumentó!

Afortunadamente, tras un par de minutos pude ver un ejemplo muy básico y alcancé a ver cómo lo resolvió. Después de ver otro ejemplo, me di cuenta lo sencillo que es hacer una división de polinomios. Una vez dominado el esquema, le expliqué todo lo necesario y al final, mi sobrino pudo hacer sus propios ejercicios.

Como dice el dicho: “lo que no has de querer cerca lo has de tener” aplica muy frecuentemente. Después de algunos milenios de haber salido de la secundaria, el haber aprendido la división de polinomios ha sido muy satisfactorio. Evidentemente el álgebra es la esencia.

1 comentario:

  1. Hola me gusto muxo esta de la clase de matematicas creo que a mi en especial me sucede muy seguido y mas cuando estamos en contacto con chavitos, y lo que menos entendemos es lo que mas nos preguntan asi que me prometi estudiar muxo y mas los temas que no me llaman la atencion

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