jueves, 27 de enero de 2011

Los espejos de la verdad

Se dice que lo que pensamos de los demás es lo que realmente pensamos de nosotros mismos. Se dice que juzgamos a las personas porque no conocemos nuestros defectos. Se dice que quien se conoce en su interior conoce a las demás personas. Se dice que nuestro exterior es reflejo de nuestro interior. Se dice que si cambiamos nosotros, cambiamos nuestro entorno.

Coincido en todo lo anterior, solo “se dice”. Pero pasemos de lo pasivo a lo activo. ¿Cuántos hemos tomado el tiempo suficiente para indagar nuestro ser? ¿Cuánto tiempo le dedicamos a otros en vez de dedicárselo a nuestro ser? ¿Será que es más interesante la vida de otros que la vida propia? ¿Cuántos se han atrevido a liberarse y cambiar el “se dice” por acciones de autocrecimiento? Lo que criticamos de otras personas, más que criticarlas a ellas, nos estamos criticando. Es más fácil hablar de otros que de uno mismo… ¿miedo?

Y hay algo tan sencillo como el siguiente experimento: cuando aparezca una persona limosnera, pongan atención a la reacción de ustedes mismos. ¿Cuántas cosas pensamos y decimos? ¿Cuántas caras y expresiones hacemos? ¿Cuántas actitudes tomamos? ¿Cuántas dudas e inseguridades salen, surgen y se manifiestan al darle una moneda (y si es que se la damos)?

Pues bien, las respuestas a esas preguntas y muchas otras son solo las respuestas a pensamientos, dichos, caras, expresiones, actitudes, dudas, inseguridades, etc. de nosotros mismos. No toleramos ver, pensar, oír, hablar y hacer en otras personas lo que no toleramos de nosotros. Así, cada persona que vemos y tratamos es un espejo diferente que refleja en mayor o menor medida lo que no nos damos cuenta de nosotros.

¡ Aprende a ser tlanemani !

No hay comentarios:

Publicar un comentario