sábado, 1 de mayo de 2010

El árbol se fue

Llegando, todo parece en orden. Algunas personas caminando, otras festejando. Hay un coche atravesado y tengo que bajarme antes para poder pasar. Pero hay algo que se ve raro, parece que la cuadra tiene algo diferente, no puedo identificar qué es pero empiezo a sentir un ligero descontrol de ubicación, hay algo que no está bien. De repente noto que la casa del vecino se ve totalmente despejada del frente. ¡He ahí!

Finalmente los vecinos se salieron con la suya. Cortaron el gran árbol que daba su sombra, el árbol donde muchos pájaros se juntaban para ofrecer sus cantos, aquel que por más de 7 años hacía parecer las tardes de primavera y verano muy frescas. Todo terminó.

Yo me pregunto: ¿Las autoridades correspondientes les dijeron que debían sembrar 10 árboles por semejante asesinato? No lo sé, pero un árbol es un árbol. ¿Qué tan felices se sentirán los vecinos porque ahora ya no hay “basura” que recoger? Creo que podrán festejar no barrer, pero también respiran algo de menor calidad. ¿Extrañarán los cantos de las aves? Creo que no porque la vida citadina es solo ruido y escándalo ensordecedor. ¿Se sentirán culpables de algo? Sospecho que hasta han de sentirse orgullosos porque no van a sacrificar calorías para barrer y eso los hará sentirse mejores.

Mientras tanto, desde mi casa, las tardes nunca volverán a ser igual de frescas, no habrá sombra que mitigue los resplandecientes rayos solares y no escucharé con la misma intensidad el canto de las aves en cada amanecer.

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