lunes, 17 de mayo de 2010

El despilfarro de bicente y cente

Crisis:
Cambio decisivo, brusco o importante.
Escasez y carestía.

Si desde hace algunos años estamos en crisis como país (carestía), hemos afrontado situaciones complejas (cambios) y nos están exprimiendo con los impuestos (más cambios) para solucionar (según) muchas cosas, entonces ¿con qué derecho llega “bicente” (y de paso su cuate “cente”) y tranquilamente se les da dinero?

Hasta la fecha (y si me equivoco, corríjanme), se desconoce el presupuesto destinado para el famoso cumpleaños, incluso hay informes de que pasarán algunos años antes de saber el costo de la fiesta. Aunque se ha pedido hacer público todo esto para estar a la par con la transparencia (¿será de bolsa negra?), aún no hay respuesta. La reina carestía que debe estar gobernando en nuestro país resultó ser también un títere. No es de extrañarse.

Desde luego es emocionante que cuando cumplo cierto número de años, me dan ganas de hacer algo relevante, diferente y trascendental. Pero si no me alcanza, tendré tal vez que recortar la lista de mis invitados o tal vez cambiar mi platillo favorito por un más sencillo pero igual de suculento, o cambiar mi vino francés por uno mexicano, total, de todas formas puedo perder el conocimiento si bebo en exceso y a la cruda (realidad) no le importa la finura de la bebida. Alternativas hay, y puedo hacer fiestas trascendentales sin tronarme los dedos.

Hay una frase cruel que dice: “somos o nos hacemos”. Yo no sé de qué lado estamos, pero la realidad es que tal vez me muera, y se mueran varias generaciones de mi descendencia y posiblemente, tal vez, se llegue a ver un granito de cambio. Por lo pronto si alguien me dice qué celebraremos realmente, se lo agradeceré. Y lo digo así, enfáticamente: ¿qué celebramos?, porque si seguimos arrastrando la mentalidad de colonizados, de nada sirve ser independientes.

Patioyotls excesivos... ¡la ruina!

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