domingo, 2 de mayo de 2010

Cosmos: neyolnonotsalistlis sobre un pasado

Disculpen que los deje, pero se me hace tarde, tengo un compromiso importante, es “un viaje personal” que no puede esperar y casi es la hora...

¡Justo a tiempo! Son las 17:00 horas exactas. Otro poco y no abordo la nave. Gracias a la tecnología, solo necesito mover una palanca y listo, la nave se enciende y sin darme cuenta, me encuentro en algún punto del inmenso universo. Bien, veamos que tenemos el día de hoy. Veo las galaxias, los planetas y otras cosas que no comprendo pero resultan fascinantes. ¿Cómo? ¿Qué? Interesante, me encuentro en los inicios del universo... Ahora estoy viendo el momento cuando se forman los planetas... ¡Excelente! La evolución pasa frente a mi y apenas comprendo muchas cosas. Mi nave es extraordinaria ya que ahora me encuentro en Egipto, paso rápidamente a Grecia y a otros lugares que nunca he oído... El viaje continúa por el tiempo... Pitágoras... Galilea... Alejandría... Expediciones lunares... Magnetismo... Gravedad... Mundos dentro de mundos... Lo micro y lo macro... Dejen prendo mi radio porque la música es interesante... Sí, escuchar los “sonidos” del universo y de la historia es bastante placentero. ¡Qué aprendizaje: ciencia, historia y misticismo! El viaje ha terminado, ahora dejemos esto para otro día, tengo que hacer tarea... qué aburrido.

Hace algunos meses conseguí una serie de televisión bastante exitosa de los años setenta. Después de pasar algunos fines de semana recordando muchas cosas con cada uno de sus interesantes episodios me di cuenta de algo que tal vez nunca fui consciente o al menos, no en su totalidad. Por la edad que tenía, no podía comprender todo el material que veía, pero algo sí fue seguro: se despertó mi curiosidad por todo lo que hay alrededor, lo pudiera ver o no. Ahora que he puesto toda mi atención a cada uno de los episodios, redescubrí de dónde se fijó mi gusto por determinado género musical que sin saberlo lo reencontraría a mediados de los noventa. Por primera vez fui consciente que desde esa época siempre buscaba no un porqué, sino una razón o justificación de las cosas. La inquietud de saber de dónde venimos y hacia dónde vamos coincidía, al menos, con la evolución, mas no era suficiente porque la parte del misticismo siempre nos ha envuelto y la consecuencia de ello es que ahora dedico cierto tiempo a la educación del espíritu (que no tiene nada que ver con religión). También comprendí porqué me dediqué a la ingeniería, tal vez como un ideal que en mi inconsciente prevaleció desde aquella época y que quizás, como una forma de aproximarme al cosmos, tengo un espacio donde puedo crear mis propios universos para trabajar.

Tal vez estén o no de acuerdo en que algo tan simple como una serie de televisión pueda formar un ideal en una persona, pero de que la televisión es influyente, lo es y lo comprueban muchos estudios realizados. Pero hay algo que realmente es seguro: nunca he conocido mejor programa del universo que Cosmos, la razón es simple: tiene una riqueza no solo científica al alcance de los que no somos expertos, su riqueza va acompañada de cosas filosóficas, históricas, reflexivas y de conciencia. Y a todo esto, ¿cuál fue la música interesante? Bien, la serie va acompañada de uno de los grandes exponentes del New Age: Vangelis.

Se dice que lo que recibimos y absorbemos cuando somos niños nos moldea para cuando crecemos...

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