miércoles, 14 de octubre de 2009

Cosas insignificantes

¿Cuántas veces se han encontrado algo en la calle, en la escuela, en el trabajo, en la propia casa, etc. y pensamos que eso no tiene mayor importancia? ¿Cuántas veces creemos que algo es tan importante cuando no es así? ¿Cómo sabemos el valor de las cosas?

El oro es muy valioso, no porque sea buen conductor de la electricidad, ni porque sea muy pesado (19.3 kilos por litro), o porque antes se encontraba como rizos entre las piedras. No, el oro es valioso porque “se ve bonito y brilla”, se convierte en acuerdo entre la gente y como tal es el valor que nosotros le damos. ¿Cuánto vale una moneda vieja que te encuentras? Si tienes algunos millones, tal vez ni la percibas, si ganas un salario mínimo y tienes 5 hijos y además tu esposa está enferma, seguro que es invaluable para tu economía.

Cada cosa tiene una historia, que seguro puede ser de lo más irrelevante, o tal vez, llena de grandes logros. No se sabe. Pero, ¿cuánto vale una palabra de afecto, una sonrisa, una caricia, una mirada? Esas cosas que a veces olvidamos, que consideramos no esenciales para vivir, son las que tal vez te salven la vida, o por lo menos te hacen vivir...

“A veces lo esencial pasa desapercibido”

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