Sabemos perfectamente que en la red circula todo tipo de información, desde información confiable, verdadera y comprobable, hasta información basura que mucha gente considera una verdad absoluta. Los factores por los cuales pasan este tipo de cosas son innumerables y si a todo esto lo complementamos con la información generada por una inteligencia artificial, entonces el escenario se pone peor. No en todos los casos es posible identificar, tanto en lo verdadero como en lo falso, pruebas reales de pruebas generadas computacionalmente.
Me ha tocado
darme cuenta de que algunos expertos trabajan en investigación y generan
proyectos para apoyar a los estudiantes a filtrar precisamente la información
confiable de la no confiable. Sin embargo, con todo y la preparación académica
de esas personas, no dominan el contexto y sus planteamientos no apoyan de
forma correcta el objetivo de rescatar las cosas confiables de la red.
Entonces, si algunos “expertos” no son realmente expertos, ¿qué hacen en
contextos que no dominan?
Por otro lado, se
encuentra la gente que cae erróneamente, con todo y una preparación ejemplar
tanto de academia como de industria, en la simple creencia. He visto en
documentales, científicos prestigiados que abandonan la ciencia y se postran en
un punto religioso para explicar la parte científica. No quiero cuestionar las
creencias que un científico pueda tener, es muy respetable que aún siendo
alguien de ciencia tenga su creencia religiosa. En otros casos, fuera de la
postura religiosa, también gente de ciencia abandona su formación para
simplemente creer en otras cosas, algunas de las cuales se derivan de la
información no confiable de la red. Esto me recuerda aquella frase de un
excelente pensador que dijo: “el doctorado no quita lo burro”. Si bien esto
último suena muy fuerte, tiene mucho de cierto.
Desde otra
perspectiva, y regresando a la academia, algunos de aquellos buenos y
excelentes profesores que me tocaron en mi carrera, hoy por hoy no mantienen su
calidad frente a grupo porque se han volcado a la parte zen. ¿Dónde quedó su
capacidad de enseñanza? Estoy de acuerdo que con el paso del tiempo la energía
que tenemos para hacer nuestras actividades diarias va disminuyendo
gradualmente. Son cosas naturales. Pero no es lo mismo decir que uno se siente
cansado a pasarse a un rollo zen que no concuerda con los principios
educativos.
Quisiera
mencionar también que las instituciones educativas han acrecentado su crisis
debido a nuevos modelos educativos que han permitido que materias fundamentales
y esenciales pasen a formar parte opcional del plan de estudios, y materias
como arte, danza, música, pintura, etc., sean obligatorias. ¿Resultado? Mejor
no les digo. Como dice un buen amigo: “¿Recuerdas a X persona que no daba una
en nuestra generación? Pues hoy es un experto comparado con los estudiantes
próximos a egresar”. Con eso lo digo todo. Aclaro que no estoy en contra de
materias complementarias a la formación académica fundamental de una carrera,
de hecho, es deseable pero no en la forma en cómo algunas instituciones lo han
llevado a cabo.
Si conjuntamos la
basura de la red, la inexperiencia del contexto, la creencia, la confusión zen
y desafortunadamente el desastre académico de la actualidad, nos lleva a una
combinación explosiva de deformaciones de la realidad y de lo evidente. Y no
mencionar los casos en donde desafortunadamente muchas personas no tienen el
acceso a una educación media superior y superior, ya que son más fácilmente
presas de la desinformación y el panorama se nos complica aún más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario