En estos tiempos líquidos con el avance de la tecnología y la inmediatez de la información, pareciera que la red es mejor que un simple diccionario impreso. La realidad es que, en este inicio del 2024, los diccionarios de hace unos 40 años son mejores que lo que actualmente ofrece el RAE. Un simple ejemplo es ampliamente ilustrativo de la situación: la palabra “cortésmente” no aparece en el RAE, pero si buscamos en el diccionario clásico y convencional, aparece la palabra.
¿La tecnología y
su automatización nos lleva siempre a mejores cosas? NO necesariamente es así.
Hay ventajas desde luego, pero no olvidemos que los grandes maestros de nuestra
generación son los libros y que los grandes escritores o grupo de personas
dedicadas a la escritura, fueron los eruditos de esos libros que nos enseñaron.
Desafortunadamente
las nuevas generaciones saben que existen los libros, pero ya no es parte de
una cultura educativa, de hecho, hasta maestros de esas generaciones ya se
convirtieron lamentablemente en maestros “nuevos” donde su estilo de estudio o
repaso para la enseñanza se ha convertido en un aceptable (aunque lamentable)
RAE, o lo que es peor, en una flojera total donde un ChatGPT, Bard, Copilot,
etc., pretenden que les resuelva todo. El cuadro resultante es tan nefasto que las
actuales generaciones líquidas serán solo eso, un líquido que podrá sostenerlos
unos pocos minutos en el conocimiento y en consecuencia, unos escasos minutos
en sus trabajos.
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