¿Y mañana? Seguramente muchos de los que festejaron hoy no saldrán, no se asomarán, creerán que el descanso es por una noche de engendros pidiendo dulces.
Desde mi muy particular punto de vista creo que el día de muertos es una tradición que está totalmente por arriba de la de una noche de brujas. Y al decir por arriba, me refiero en múltiplos de miles. La riqueza de un día de muertos es incalculable.
¡Un día de muertos es de otro nivel!
Y desde luego, la diversidad de representaciones, tanto en detalles como en “calaveritas” (que un niño pida calaverita con un disfraz de monstruo... ¡es ilógico!). La calaverita, nido de creatividad, pieza poética popular llena de cosas irónicas de alguien o algo. Es también inigualable.
En fin. Si están acostumbrados a festejar lo ajeno, es respetable, pero luego no digan que porqué México es de otros o porqué perdemos nuestras tradiciones.
Mientras tanto, los dejo, mis fieles difuntos me esperan para festejar.
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