También recuerdo su insistencia en las buenas técnicas para el lavado, las cuales implicaban las palmas, dedos, muñecas, parte frontal y posterior, las zonas entre los dedos y cada dedo hasta la zona de las uñas. Esta técnica me enfadaba mucho, quería que las cosas fueran más simples, sin complicaciones, etc. Sin embargo, tales técnicas tuvieron que ser dominadas para no recibir regaños puesto que me supervisaban que lo hiciera bien.
Ante la situación actual de la contingencia del COVID-19, curiosamente la frecuencia y forma de lavado no dista de lo que me enseñaron. Por cuestiones de salud, se hace evidente el incremento en la frecuencia del lavado de manos y de la misma forma, cuidar nuestra técnica de lavado es imperante.
Sin embargo, yo me pregunto algunas cosas:
- ¿Las nuevas generaciones no se saben lavar las manos? Si para nuestra generación era exigible y tenemos una buena técnica, ¿en qué momento y cómo ocurrió el fallo para que las nuevas generaciones no sepan? ¿O es acaso que simplemente es cuestión de pereza (de ambos lados)?
- ¿Cómo es que dejamos de lavarnos las manos si contamos con muchas recomendaciones de forma “tradicional”, ya sea antes de o después de? ¿Será de nuevo simple pereza?
- ¿Por qué tenemos que reaprender a lavarnos las manos? Según las recomendaciones, solo debería ser cuestión de perfeccionar y cuidar la técnica, puesto que se considera que ya sabemos. No obstante, pareciera que no es así.
Si el COVID-19 nos está reeducando en higiene de manos, entonces simplemente el resultado debería ser al menos lo que en nuestros tiempos nos enseñaban: lavarse las manos bien, de forma correcta y con la frecuencia que la situación amerite. Y es aquí donde dejo la pregunta del millón: ¿Cuántos seremos capaces de seguir este procedimiento para tener la higiene adecuada aún después de la pandemia?
El COVID-19 no debe ser el único motivo ni solo mientras dure su pandemia para lavarse bien las manos, debe ser de por vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario