jueves, 7 de agosto de 2014

Tsonkuakualotl de por vida

Mark Allen, campeón triatleta de los 80s y 90s, dice muy claramente lo que sucede cuando renuncias a tus metas:

“Puedes continuar para terminar la carrera y las piernas te dolerán por una semana, o puedes renunciar y tu mente te dolerá por toda la vida”

Yo me pregunto ¿a cuántos les duele la cabeza de por vida? Podría asegurar que al 95% de las personas. Lo más curioso y, al mismo tiempo, lo peor de todo es que la dolencia seguramente no obedece a una renuncia, sino a la renuncia diaria a tantas oportunidades que se ven pasar y en la lejanía se pierden.

¿Cómo es tu dolor de cabeza?

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