En muchas ocasiones se ha perdido el sentido verdadero de esta palabra que en realidad debería permitir referirnos a un examen o juicio público sobre algo o alguien. Desafortunadamente, este concepto está asociado a las personas que hablan de forma privada con afectación, que murmuran o que censuran, y que incluso llegan a la reprobación.
Algunos sectores de la sociedad se refieren a las cosas buenas o malas que esta palabra encierra, llegando a decir que hacen una crítica positiva (constructiva) o una crítica negativa (destructiva). Si bien las descripciones encontradas en el RAE permiten distinguir lo positivo o negativo de la crítica, lo acorde es hacer un juicio público, donde la gente o cosa involucrada tiene la oportunidad de una réplica.
Así es. La crítica debe ser pública o de lo contrario entramos en el terreno de afectar a alguien o algo. La crítica es simplemente eso, una crítica, no un medio de destrucción que dista mucho incluso de ser crítica. Por consecuencia, si se hace una crítica frente a la persona involucrada, se tendrá la oportunidad de retroalimentar, de intercambiar, de dialogar. La crítica se hace de frente y entonces llegamos a un juicio correcto. Si la crítica se hace a espaldas, entonces censuramos y la comunicación se pierde.
Partiendo del dicho que dice “Trata a los demás como quieras que te traten”, entonces no critiques para que no te critiquen, no afectes a otros para que no te afecten. Y si quieres tener la oportunidad de defenderte, que tu crítica sea pública y frente a las personas correctas.
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