lunes, 5 de octubre de 2020

Sobre la imposibilidad de que el futuro se convierta en axkankayotl

... El futuro es hoy ...

... El futuro nos ha alcanzado ...

... El futuro ya es una realidad ...

... El futuro está cerca ...

 ¿Cuántas veces hemos escuchado oraciones como las anteriores? Seguramente muchas veces. ¿Cuántas variantes existirán acerca de la misma idea? También seguramente muchas. Y generalmente todo esto hace referencia a que lo que pensábamos que estaría quizás a muchos años de distancia, resulta que en realidad ya se cuenta con ello.

Pero lo más extraordinario de estas oraciones es que todas son falsas. Sí. TODAS SON FALSAS. En primer lugar, el futuro no puede ser presente. El futuro siempre será algo que no es el ahora, estrictamente hablando, el futuro no existe. En segundo lugar, si por alguna razón eso que pensamos a futuro ya lo tenemos, entonces simplemente es presente. Ha pasado el tiempo necesario para que la idea, cosa, o lo que sea, se capitalice y se convierte en una realidad, en consecuencia, no es futuro, simplemente es presente. Tercero, nunca confundir que el futuro llega. Lo que sucede es que el tiempo pasa simplemente permitiendo que las cosas se conviertan en realidad. Cuarto, el futuro nunca está ni cerca, ni lejos, no hay forma de saberlo. Puede estimarse quizás, el tiempo que tendría que pasar para que tal vez y solo tal vez, las cosas pasen.

Curiosamente el tiempo que debe transcurrir es simplemente el continuo del presente al que estamos siempre atados, por lo tanto, nunca llegaremos al futuro. Estamos solo siendo conscientes de que tarde o temprano, con el pasar del tiempo, las cosas proyectadas, ocurren, pasan, se convierten en alcanzables. Solo eso. Así de simple. De ahora en adelante, cuando escuchen este tipo de oraciones, recuerden, son mentiras que ilustran la idea de algo que tarde o temprano llegará. El futuro solo es una proyección de nuestros cerebros acerca de algo que nos inquieta y queremos saber cómo sería. Y debe ser expresado en términos de incertidumbre: “¿cómo sería?”, porque nada es seguro.

¿El futuro es hoy? No, nunca, imposible.

El axkankayotl es lo único que es hoy, y es seguro.

martes, 15 de septiembre de 2020

El color del enigma

De la tranquilidad a la tempestad, del silencio al escándalo, de lo previsible a lo imprevisible… Pareciera que el caos se impone, sin embargo, desde lo más recóndito del disturbio se deja apreciar la llama de la tranquilidad, de la paz y del autocontrol.

El universo está lleno de sorpresas, los caóticos agujeros negros forman parte de un silencio formidable que permite hacer caso omiso a la incertidumbre del caos. El traslape de caos y tranquilidad es normal, aunque a veces pareciera lo contrario. Hay mucho más espacio para la tranquilidad que para el caos, así de simple. El universo es basto y se pinta solo para la paz abundante.

Independientemente de la paz abundante y de lo escaso del caos, el brillo de las estrellas siempre se hace presente inyectando un mundo de nuevas sorpresas positivas, especialmente si hablamos del formidable sistema binario que hace y deshace con sus abundantes lazos de energía. La atracción y rechazo que se genera entre ellos es formidable. Pero en lo general, esas estrellas que hacen presencia son los motores de la energía necesaria para acallar al caos. La brillantez de dicha energía es como el oro, y no solo brillante, también es radiante hasta el extremo contrario. En ese camino a través del túnel del tiempo, el enigma inherente se hace un reto diario que solo mediante la paz y la serenidad es posible descifrar.

Pero el brillo no es un brillo cualquiera, es un brillo amarillo intenso, como el oro… El oro, el metal por tradición humana más preciado y valorado queda asociado al enigma de la vida diaria.

Oro... el color del enigma.

sábado, 21 de marzo de 2020

El adecuado y correcto lavado de manos… ¿sólo en tiempos del COVID-19?

Cuando era niño mi papá me insistía mucho en lavarme las manos para que no tuviera problemas de alguna enfermedad, y lo normal era: antes de comer, después de ir al baño, al terminar de jugar, antes de dormir, antes de lavarme los dientes, después de agarrar objetos sucios… Posteriormente, al llegar a la adolescencia, me insistían en lavarme las manos después de estar en el transporte público.

También recuerdo su insistencia en las buenas técnicas para el lavado, las cuales implicaban las palmas, dedos, muñecas, parte frontal y posterior, las zonas entre los dedos y cada dedo hasta la zona de las uñas. Esta técnica me enfadaba mucho, quería que las cosas fueran más simples, sin complicaciones, etc. Sin embargo, tales técnicas tuvieron que ser dominadas para no recibir regaños puesto que me supervisaban que lo hiciera bien.

Ante la situación actual de la contingencia del COVID-19, curiosamente la frecuencia y forma de lavado no dista de lo que me enseñaron. Por cuestiones de salud, se hace evidente el incremento en la frecuencia del lavado de manos y de la misma forma, cuidar nuestra técnica de lavado es imperante.

Sin embargo, yo me pregunto algunas cosas:
  • ¿Las nuevas generaciones no se saben lavar las manos? Si para nuestra generación era exigible y tenemos una buena técnica, ¿en qué momento y cómo ocurrió el fallo para que las nuevas generaciones no sepan? ¿O es acaso que simplemente es cuestión de pereza (de ambos lados)?
  • ¿Cómo es que dejamos de lavarnos las manos si contamos con muchas recomendaciones de forma “tradicional”, ya sea antes de o después de? ¿Será de nuevo simple pereza?
  • ¿Por qué tenemos que reaprender a lavarnos las manos? Según las recomendaciones, solo debería ser cuestión de perfeccionar y cuidar la técnica, puesto que se considera que ya sabemos. No obstante, pareciera que no es así.
En términos generales, sin importar la generación a la que pertenezcamos y sin considerar la situación COVID-19, el lavado de manos debe ser un hábito en cada uno de nosotros, hacerlo de forma correcta y con la frecuencia necesaria. Muchos memes se han soltado alrededor de esta situación, como por ejemplo que si la comida en restaurantes sabe diferente es porque ahora sí se están lavando las manos. ¿Mito o realidad? Se los dejo a su criterio y consideración.

Si el COVID-19 nos está reeducando en higiene de manos, entonces simplemente el resultado debería ser al menos lo que en nuestros tiempos nos enseñaban: lavarse las manos bien, de forma correcta y con la frecuencia que la situación amerite. Y es aquí donde dejo la pregunta del millón: ¿Cuántos seremos capaces de seguir este procedimiento para tener la higiene adecuada aún después de la pandemia?

El COVID-19 no debe ser el único motivo ni solo mientras dure su pandemia para lavarse bien las manos, debe ser de por vida.

martes, 5 de noviembre de 2019

La tranquilidad del horario de invierno (y cambio climático)

A semana y media de haber terminado el fastidioso y nefasto horario de verano puedo decir que la vida vuelve a su cause de forma natural, sin complicaciones anti-biológicas y con grandes beneficios de productividad.

Lo he dicho muchas veces y lo seguiré diciendo las veces que sean necesarias: el horario de verano no es una cuestión de ahorro tangible para nuestra ubicación geográfica, el horario de verano es una cuestión de conveniencia transaccional con los gringos. Por cierto, que los gringos copiaron la medida de los ingleses, quienes a su vez la copiaron de los alemanes tras su implementación a causa de situaciones críticas derivadas de la Primera Guerra Mundial. Y como hubo una Segunda Guerra Mundial, va de nuevo el movimiento de horario. Dado que en los 70 hubo crisis energética, se hizo fácil dejar la medida de forma definitiva en Europa y E.E.U.U. La cuestión es que nuestro tradicional horario de invierno debería ser inalterable como lo era justo antes de que Ernesto Zedillo entrara al poder.

Pero dejémonos de sermones políticos e históricos. Este horario de invierno es una maravilla que relaja la vida diaria en cada uno de los miembros de mi familia por la simple y sencilla razón de que todo a nuestro alrededor es congruentemente natural con lo que vemos, oímos y sentimos.

Pero antes de terminar esta entrada dejo la siguiente pregunta al aire: ¿Si el horario de verano es una medida energética, realmente es lo suficientemente buena como para ser parte de los esfuerzos para evitar el daño a causa del cambio climático que experimentamos? Bueno, no quiero dejarla al aire, y disculpen si lo que digo carece de fundamentos, pero la realidad que percibo es que ni el cambio de horario, ni otras medidas son lo suficientemente buenas para las cuestiones climáticas… ¡NO HAY COMPROMISO REAL de ninguno de nosotros ni mucho menos de la gente tras las grandes cumbres para el cambio climático!

lunes, 2 de julio de 2018

La cuarta transformación

Con base en el Diccionario de la Real Academia Española, la transformación es el cambio de forma de algo o de alguien, se dice de una transmutación de una cosa en otra, e incluso el cambio de costumbres. De acuerdo con los eventos suscitados ayer 1 de Julio, veamos detenida y velozmente el cambio de forma en nuestro País.

Primer cambio de forma: el discurso pronunciado para enardecer los ánimos de los oyentes en la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Hablamos de Miguel Hidalgo y Costilla. Segundo cambio de forma: la famosa frase célebre de “el respeto al derecho ajeno es la paz”, por Benito Juárez mencionada el 15 de julio de 1867. Tercer cambio de forma: el manifiesto Plan de San Luis del 8 de octubre de 1910 (aunque fechado el 5 de octubre), promulgado por Francisco Ignacio Madero González. Cada trasmutación mencionada tiene una fecha en nuestro calendario: 16 de septiembre, 21 de marzo y 20 de noviembre, respectivamente.

Para este cuarto cambio de forma se habla de la reconciliación, es decir de volver a la unidad, o al menos, acordar aquellas cuestiones que permitan la unidad. Y concuerdo que eso es lo que hace falta en México: la unidad. Y el compromiso es de TODOS y bajo un esquema apartidista. Todos y cada uno de nosotros formamos parte de ese cambio y es nuestra responsabilidad aportar con el granito de arena para lograrlo.

Esta cuarta transmutación curiosamente no tendrá una fecha marcada en el calendario como en el caso de las tres primeras, tampoco habrá un cuarto caudillo, pero históricamente quedará registrada con ciertas particularidades interesantes. Si apelamos de nuevo a la definición de transformación, las costumbres deberán cambiarse y por consecuencia México tendrá que cambiar.

¡México debe ser una sola esencia!

sábado, 30 de junio de 2018

La danza de las horas

Las trompetas inician su sonar rítmico e inmediatamente el coro coordinado acompaña el melódico transcurrir del tiempo. El pandero y la batería complementan la armónica danza de las únicas 24 participantes. El escenario es infinito y las bailarinas pasan una y otra vez. No se cansan. Y lo más interesante es que la raza humana las inventó y las sincronizó, y han sido tan impactantes a tal grado de depender de ellas para todas sus actividades. Así, la danza suena una y otra vez cada día y cada instante.

En ese transcurrir de tiempo, o para ser más exacto, en ese túnel del tiempo pasa la vida en toda su magnificencia y el ser humano rara vez se percata de ello, aunque curiosamente lo único que no olvida son a las 24 bailarinas. ¿Quiénes disfrutan de la danza? Se dice que sólo los niños. Y precisamente cuando era niño conocí una pieza musical que describe imaginativamente ese túnel del tiempo con sus 24 participantes en escena: las 24 horas del día. Se trata de la pieza musical interpretada por Ray Conniff: la danza de las horas.

En seguida les dejo una de las grandes piezas musicales que marcaron mi niñez al escucharla en muchos momentos maravillosos de juego y, que actualmente, cada vez que la escucho me lleva a lugares increíbles con grandes recuerdos.


viernes, 29 de junio de 2018

La raíz de la gran mayoría de conflictos

¿Cuántos problemas se generan entre las personas? Muchos, muchos, muchos. ¿Cuántos de esos problemas se pueden resolver rápida y fácilmente? Muchos, muchos, muchos. ¿Cuántos de esos problemas son triviales, e incluso, ni siquiera son problemas? Muchos, muchos, muchos. ¿Cuánto desgaste físico, emocional y mental se genera por los supuestos problemas? Mucho, mucho, mucho.

  • ¿Hay solución a los supuestos problemas?...
  • ¿Es fácil la solución?...

¿Y cuál es esa solución?

Escuchar
Dejar hablar a la otra persona

Efectivamente, la inercia de nuestras vidas, la rapidez de hacer las cosas, el impulso arrebatado por decir lo que (supuestamente) queremos, el querer expresar nuestras ideas sin que (tal vez) nos interese lo de los demás y nuestra (posible) tendencia a omitir palabras porque creemos que el tiempo se nos agota, nos lleva inevitablemente al conflicto.

Veamos. La pérdida de la capacidad de saber escuchar y de no dejar hablar a la otra persona nos lleva de manera innecesaria al conflicto. Y el conflicto no entiende de razones, solo entiende que es necesario imponer la idea con tal de hacer cumplir el objetivo principal: decir lo que uno quiere a costa de lo que sea. Y allí es donde aparece un verdadero problema, aparece donde no había, donde no tenía razón de ser...

La receta es muy simple: si quieres llegar una vida más tranquila, necesitas aprender a escuchar, deja que los demás expresen sus ideas, dales su tiempo adecuado para que hablen, no trunques sus palabras, permite que la verdadera comunicación florezca y así te quitarás de muchos falsos problemas. Y por increíble que parezca, estarás entrando a una mejor calidad de vida. La única parte difícil de todo esto es hacerlo un hábito, porque, aunque sepas lo que debes hacer, es muy probable (y más fácil) que siempre lo omitas. Y no está por demás mencionar que si no sabes escuchar es porque no sabes escucharte, por consecuencia no te conoces.

¡Simplemente escucha!

sábado, 14 de abril de 2018

El despertar de un par de konetontlis

La música sonaba en el fondo, el entorno mostraba su serenidad, y sorpresivamente apareció un pequeño konetontli. Su caminar era lento, volteaba y volteaba tratando de saber dónde se encontraba. Su mirar trataba de enfocar lo que más se pudiera. Una vez que se dio cuenta que estaba en confianza, el despertar pasó de un momento de ubicación, a un caminar rápido para tetlamamaltia en makolis.

Al dormir nuevamente de forma exprés el primer konetontli, aparece el segundo konetontli corriendo para solicitar también makolis. Acto seguido hubo un segundo proceso de dormir exprés. Tras observar el escenario detenidamente, un mundo lleno de seltikayotl invadió el ambiente.

Sí, los momentos llenos de seltikayotl
¡hay que saber disfrutarlos!

Música y estrés moderno

Cuando era niño, muchas veces me tocó escuchar comentarios críticos sobre la música escandalosa de los 60s y 70s, específicamente me refiero a todo el movimiento alrededor de la palabra Rock. En algunas películas musicales veía a los conservadores de la música clásica decir que el Rock & Roll era música satánica. En estos tiempos, con miras a terminar en un par de años la segunda década del tercer milenio, me pregunto si nosotros que somos del siglo pasado nos expresamos igual que los conservadores ante cosas equivalentes como el Reggaeton. Analicemos algunas cosas interesantes en el esquema evolutivo de la música.

La música clásica es deseable para crear atmósferas relajantes, aunque creo que no toda. También es recomendable para estimular algunas zonas cerebrales y lograr mejor desarrollo en los niños. Bien, todo suena interesante. ¿Cuál era el nivel de estrés en los años 50s? No lo sé, pero seguramente mucho menor que en los años 80s. Por otro lado, lo que en su momento fueron éxitos del High Energy (con parte de sus antecesores como la música disco), hoy es un ritmo con el que se crea música para niños.

Entonces, la pregunta sigue siendo: ¿cuál era el nivel de estrés en los años 90s? No lo sé, pero seguramente mucho menor que en este 2018. Lo que puedo decir de este pequeño análisis insignificante y posiblemente sin argumentación aceptable, es que cada generación se desenvuelve en un nivel de estrés más fuerte, por lo que musicalmente hablando cada nueva generación requiere música más fuerte, con mayor grado de ruido para desfogar la cantidad de energía generada ante tantas cosas que se viven. En retrospectiva, hoy vemos que la música relajante fue el escándalo de hace 3 décadas y en ese momento, la música relajante fue la música de otras tres décadas atrás.

Cada vez vivimos en entornos más pesados, más fuertes, más escandalosos, más grotescos, más disparatados, más estresantes. ¿Cuál será nuestro límite? Tampoco lo sé, pero lo que sí puedo decir es que la música, independientemente de ser un medio de expresión, es relajante. Hay que buscar, hay que mirar, hay que indagar en las piezas musicales de las generaciones pasadas para encontrar la música que nos haga desestresarnos, que nos permite estar en paz, que nos relaje para mantener siempre la armonía que se necesita y apegarse a una actitud mental positiva.

viernes, 2 de marzo de 2018

La risa del pequeño Equus Ferus

El pequeño Equus Ferus va y viene por todos lados. Es tremendo. Es capaz de subir a las alturas de manera perfecta, incluso sin que nadie se entere, porque es un escalador por excelencia. Su galopar lo destaca como único en el mundo. Este caballito tiene muchas cosas interesantes, pero lo más espectacular es su risa. Sí, su risa tiende a ser contagiosa, se ríe muchas veces al día y con gran alegría.

Pero cuidado porque… ¡el caballito tiene sus ratos de enojo! Si algo no le gusta evidentemente se sabe porque tira patadas sin ton ni son, hacia donde sea, no importa quién esté, la hora es irrelevante… simplemente arrasa con lo que esté a sus alrededores. Después de todo, todo se compone porque es una llama de ternura.

Tap, tap, tap, tap… se escucha a lo lejos, tap, tap, tap, tap, se escucha cerca, tap, tap, tap, tap, y se deja oír la sonrisa...

...y un ¡traca, traca, traca, traca!