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lunes, 2 de julio de 2018

La cuarta transformación

Con base en el Diccionario de la Real Academia Española, la transformación es el cambio de forma de algo o de alguien, se dice de una transmutación de una cosa en otra, e incluso el cambio de costumbres. De acuerdo con los eventos suscitados ayer 1 de Julio, veamos detenida y velozmente el cambio de forma en nuestro País.

Primer cambio de forma: el discurso pronunciado para enardecer los ánimos de los oyentes en la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Hablamos de Miguel Hidalgo y Costilla. Segundo cambio de forma: la famosa frase célebre de “el respeto al derecho ajeno es la paz”, por Benito Juárez mencionada el 15 de julio de 1867. Tercer cambio de forma: el manifiesto Plan de San Luis del 8 de octubre de 1910 (aunque fechado el 5 de octubre), promulgado por Francisco Ignacio Madero González. Cada trasmutación mencionada tiene una fecha en nuestro calendario: 16 de septiembre, 21 de marzo y 20 de noviembre, respectivamente.

Para este cuarto cambio de forma se habla de la reconciliación, es decir de volver a la unidad, o al menos, acordar aquellas cuestiones que permitan la unidad. Y concuerdo que eso es lo que hace falta en México: la unidad. Y el compromiso es de TODOS y bajo un esquema apartidista. Todos y cada uno de nosotros formamos parte de ese cambio y es nuestra responsabilidad aportar con el granito de arena para lograrlo.

Esta cuarta transmutación curiosamente no tendrá una fecha marcada en el calendario como en el caso de las tres primeras, tampoco habrá un cuarto caudillo, pero históricamente quedará registrada con ciertas particularidades interesantes. Si apelamos de nuevo a la definición de transformación, las costumbres deberán cambiarse y por consecuencia México tendrá que cambiar.

¡México debe ser una sola esencia!

lunes, 17 de mayo de 2010

El despilfarro de bicente y cente

Crisis:
Cambio decisivo, brusco o importante.
Escasez y carestía.

Si desde hace algunos años estamos en crisis como país (carestía), hemos afrontado situaciones complejas (cambios) y nos están exprimiendo con los impuestos (más cambios) para solucionar (según) muchas cosas, entonces ¿con qué derecho llega “bicente” (y de paso su cuate “cente”) y tranquilamente se les da dinero?

Hasta la fecha (y si me equivoco, corríjanme), se desconoce el presupuesto destinado para el famoso cumpleaños, incluso hay informes de que pasarán algunos años antes de saber el costo de la fiesta. Aunque se ha pedido hacer público todo esto para estar a la par con la transparencia (¿será de bolsa negra?), aún no hay respuesta. La reina carestía que debe estar gobernando en nuestro país resultó ser también un títere. No es de extrañarse.

Desde luego es emocionante que cuando cumplo cierto número de años, me dan ganas de hacer algo relevante, diferente y trascendental. Pero si no me alcanza, tendré tal vez que recortar la lista de mis invitados o tal vez cambiar mi platillo favorito por un más sencillo pero igual de suculento, o cambiar mi vino francés por uno mexicano, total, de todas formas puedo perder el conocimiento si bebo en exceso y a la cruda (realidad) no le importa la finura de la bebida. Alternativas hay, y puedo hacer fiestas trascendentales sin tronarme los dedos.

Hay una frase cruel que dice: “somos o nos hacemos”. Yo no sé de qué lado estamos, pero la realidad es que tal vez me muera, y se mueran varias generaciones de mi descendencia y posiblemente, tal vez, se llegue a ver un granito de cambio. Por lo pronto si alguien me dice qué celebraremos realmente, se lo agradeceré. Y lo digo así, enfáticamente: ¿qué celebramos?, porque si seguimos arrastrando la mentalidad de colonizados, de nada sirve ser independientes.

Patioyotls excesivos... ¡la ruina!