martes, 23 de diciembre de 2014

viernes, 7 de noviembre de 2014

El renacer de la quietud

La noticia corre como loca. La noticia llega a su destino. La noticia avisa. La recepción no se hace esperar y tanto las alarmas como los focos rojos están a todo lo que dan. Las actividades se desencadenan y llega un momento crítico, un momento de cambio, un momento de razonamiento, un momento que requiere la plena lucidez, un momento que debe alargarse hasta donde sea necesario para convertir y transformar todo lo que llega en una actitud metal positiva y evitar efectos colaterales.

Todas las estrategias son necesarias: respiración, tacto, discernimiento, conteo, análisis, entre otras cosas no menos importantes, pero sobre todo el uso de recursos del autoconocimiento. Efectivamente, el interior debe estar sin alteración. Nada de lo que suceda afuera debe perturbar la paz interna, la quietud del espíritu, la tranquilidad del Ser. No es fácil. El trabajo en la eliminación de cadenas permite mantener la armonía. Los segundos se hacen largos, sin embargo el tiempo como constante eterna ofrece el privilegio de llegar al punto final.

Gracias a los repasos y a la práctica retomada, gracias a un poco de auto-atención, el final llegó sin complicaciones. El conjunto de elementos x llegó a la mínima vibración, la guitarra dejó de escucharse y los diapasones llegaron a la quietud nuevamente. No hubo más ondas. La paciencia tuvo su recompensa y las substancias dañinas para el organismo no derramaron gota alguna, todas se contuvieron. Excelente trabajo apoyado en el Ser.

Así, la quietud en el horizonte se asoma... Quietud, desencadena tus brazos de paz y abraza con la pasión infinita de la cordura. Quietud no te ocultes, quietud sé libre. Quietud, embriágame de tu paciencia y abre un poco más la puerta del ágape.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Lo absurdo de la tecnología

Me he encontrado algunos sitios en Internet que exigen una versión  específica de determinado sistema instalado que en caso de no tenerlo aparece la leyenda: “Se recomienda la versión X o superior del programa Y”. No obstante, teniendo instalado un sistema que es más reciente que el que piden, no es posible acceder a los recursos de dicho sitio porque en realidad no tienen programado reconocer versiones superiores a las requeridas. Es un absurdo, definitivamente.

Da risa, sobre todo las empresas o instituciones que poseen buena infraestructura tecnológica, que no sean capaces de depurar esta situación nefasta. Uno termina instalando versiones anteriores a las actuales porque su sofisticado sistema no es capaz de reconocer que tenemos instalado algo mejor que ellos. Y en esta problemática me refiero enfáticamente a nuestras instituciones que marcan la pauta sobre impuestos.

Espero, algún día, ver que esta situación desaparece. Espero nunca tener problemas por instalar un software obsoleto. Ojalá que ese dinero “invertido” en cosas seguras no resulte un derroche que como siempre... mejor ni les digo.

Como diría un antiguo maestro: “ es sólo un if ”.

¡Y qué razón tenía, tiene y tendrá!

martes, 28 de octubre de 2014

El auto-olvido

Modernidad...

Locura...

Ajetreo...

Estrés...
 
...las cosas van pasando, hacemos mil actividades, ponemos atención a muchos detalles, muchos detalles se van sin atención, muchas actividades las dejamos de hacer, y pasan cosas...

Lo anterior es un ciclo interesante que hacemos cada día, cada instante. Atrás de todo ello existen muchas razones por las cuales hacemos lo que hacemos sin pensar, aunque pensemos que pensamos lo que hacemos. En otras palabras, creemos hacer las cosas pensando en las consecuencias, pero la realidad es que hacemos las cosas sin saber las consecuencias.

Miles de detalles pasan por nuestras vidas y no nos percatamos de los efectos colaterales, al menos no de la mayoría, posiblemente tal vez seamos conscientes sólo de dos o tres. Así, la vida pasa cada día como algo fenomenal, pero no es nada relevante, es simplemente un ente cotidiano que creemos es novedad. La verdad es que somos unos robots enajenados por la costumbre y el sedentarismo.

Caemos fácilmente en lo que muchas veces decimos que no es correcto hacerlo. En el menor instante hemos cometido errores, a veces sin percibirlo. Ser consciente es una tarea ardua que no es fácil. Estar atento es una actividad que nos cuesta trabajo al por mayor. Romper el olvido de lo que olvidamos es prácticamente un cero a la izquierda en nuestro estilo de vida moderna.

Y es aquí donde entra en juego nuestra capacidad de reflexión para al menos reconocer que así como dejamos las oportunidades, podemos aprovechar poco a poco algunas de ellas. Sería deseable aprovecharlas todas, no obstante, la inercia nos lleva.

Estamos en un mundo de reacciones y lo curioso es que no reaccionamos. Reclamamos hasta lo inimaginable, pero nunca nos reclamamos a nosotros mismos nuestra cordura y sensatez. Así se forma un olvido en el que nos olvidamos (suena chistoso, pero así sucede). Se forma un auto-olvido donde lo único imperante es recordar lo que no queremos en nuestras vidas. Vaya ironía.

Hay un esquema reactivo para percibir lo que la gente percibe de nosotros. Dale una moneda a un mendigo, dale una respuesta a la persona nefasta que te pregunta lo mismo, explica la duda al tonto que no entiende… ¡La forma en que das esa moneda, la forma en que ofreces esa respuesta, la forma en que das esa explicación es la forma en cómo te tratas, pero más interesante es saber que lo que piensas de ese mendigo, de esa persona nefasta o de ese tonto, es lo que piensas de ti!

Así de grave es el auto-olvido.

No nos auto-olvidemos, aprendamos a querernos, aprendamos a amarnos, aprendamos a derrochar el ágape con nuestros semejantes y vivamos un mundo placentero que seguramente reconfortará de tal forma que nunca volveremos a sentir dolor.

domingo, 26 de octubre de 2014

Población Cero

¿Qué pasaría si la raza humana, sin importar la forma y el motivo, en este instante desapareciera? En un documental reflexivo, National Geographic desarrolla la idea con hipótesis interesantes. Mientras a la raza humana le llevó más de 10 mil años controlar y moldear muchas cosas sobre la naturaleza, al planeta sin nosotros le llevaría solamente 250 años para restablecerse casi en su totalidad. Algunos vestigios que por su naturaleza química existirán miles de años, sería lo menos que se percibiría ante un planeta totalmente recuperado, tanto de la contaminación como del calentamiento global.

Población Cero nos deja la reflexión de cómo hemos dañado al planeta. Nos deja la reflexión de que aún con miles de esfuerzos como los movimientos verdes, ecológicos y con la palabra de moda como “sustentables”, es nada ante la bola de nieve que conforma nuestra modernidad.

Tal vez desaparecer a la raza humana suena muy tentador… Evidentemente hemos tenido indicios de que esto puede pasar si nos descuidamos. ¿Cómo? Fácil, las epidemias que vemos y que sabemos cómo arrasan con miles de personas es un ejemplo de ello. Lo tentador no es en el sentido de hacerlo intencionalmente, es en el sentido de que estamos expuestos a ellos y pensar en esa idea es factible.

Hemos pasado varias alertas. Algunas que recuerdo son: la peste negra, la viruela, el sida, las diferentes gripes como la española y la rusa, la gripe aviar, el cólera, la influenza A-H1N1, y en estos meses recientes el ébola. Afortunadamente se han podido controlar, no obstante el peligro latente de que en un determinado momento no haya una respuesta efectiva a tiempo, puede llevarnos al punto de la población cero.

¿Y qué decir de lo latente de un desastre químico, biológico o nuclear? Ni decirlo, eso sí depende mucho de nuestro discernimiento, que lamentablemente por la decisión unas pocas personas se puede perder casi a toda la humanidad.

Si bien Población Cero es un documental interesante, más allá de este experimento reflexivo, sospechosamente creo que un verdadero desastre permitirá a la sabia naturaleza dejar a unos cuantos humanos con una genética particular que daría origen a la siguiente población sobre la Tierra.

El placer de una hora más

Hoy al despertar se observó un nuevo día, pero con un detalle particular: un mejor descanso. A lo largo de la mañana se percibe una quietud rendidora, una mayor paz y tranquilidad. No es que este domingo se caracterice por un fenómeno natural poco común, no es que hoy por ser domingo nos hayamos parado más tarde. Todo este fenómeno es por una simple y sencilla causa: el ajuste de la hora por terminación del nefasto, horrible, perjudicial, nocivo, escandaloso, estresante horario de verano.

Hoy el horario de verano se ha acabado. Hoy volvemos a un horario que nunca debería moverse, o por lo menos no en el tiempo que se maneja. Una hora marca la diferencia entre sentirse bien o sentirse mal y estresado.

Para el ritmo cotidiano y moderno que llevamos, muchos tal vez no lo perciben, lo ven como simplemente una hora que a final de cuentas no impacta en lo que se hace. No obstante, es parte de una falacia más: una hora impacta tanto como enfermarnos más: la alteración en la hora del sueño, en la hora de las comidas, en la percepción de la luz natural, en no descansar a causa de del clima (generalmente en muchas zonas es excesivamente caluroso).

Una hora es una hora, le pese a quien le pese. Una vez más lo diré: el horario de verano debería ser no mayor a 5 meses o preferentemente no debería volver a manejarse (esta es la entrada previa de hace 4 años: El fastidioso y nefasto horario de verano). ¿Ahorro de energía? Sí, pero a costa de una vida más enferma, donde dicho ahorro, si es que así se le puede llamar, se nos va en un estrés que nos enferma y pagamos por medicinas para aliviarnos, medicinas que salen más caro que es ridículo ahorro tangible que según tenemos, “a según” dice el gobierno.

Pero no más negatividad. Hoy debemos disfrutar de la paz que esa hora nos ofrece y vivir el espacio de 5 meses de un ligero incremento en la calidad de vida. Que viva el horario normal, que viva el horario estándar que nos da algo más real a nuestro reloj biológico.

¡Viva el placer de una hora más!

sábado, 13 de septiembre de 2014

Que más da

No importa el lugar, no importa el momento, no importa el día, lo importante es tu soledad existencial. Así lo expresa Ricardo Ceratto en su canción "Que más da".

A casi 20 años de haber dejado este mundo, a Ricardo Ceratto se le recuerda como uno de los grandes cantantes argentinos que hubo en la década de los 70 y parte de los 80.
 

jueves, 7 de agosto de 2014

Tsonkuakualotl de por vida

Mark Allen, campeón triatleta de los 80s y 90s, dice muy claramente lo que sucede cuando renuncias a tus metas:

“Puedes continuar para terminar la carrera y las piernas te dolerán por una semana, o puedes renunciar y tu mente te dolerá por toda la vida”

Yo me pregunto ¿a cuántos les duele la cabeza de por vida? Podría asegurar que al 95% de las personas. Lo más curioso y, al mismo tiempo, lo peor de todo es que la dolencia seguramente no obedece a una renuncia, sino a la renuncia diaria a tantas oportunidades que se ven pasar y en la lejanía se pierden.

¿Cómo es tu dolor de cabeza?

sábado, 2 de agosto de 2014

La lagartija a la tlamiktia de la tlauili roja

Mirada fija, quietud total. Posición relajada y expectativa total. ¿Qué es?

Tras indagar un poco y encontrarle “la cuadratura al círculo”, la respuesta llegó de forma inmediata: ¡una pequeña lagartija ubicada en la esquina de la habitación!

Tenía a mi alcance un apuntador láser y lo prendí para intentar hacer que se moviera la lagartija. Apunté directamente sobre los ojos y no hubo movimiento alguno (pensé que quedaría “deslumbrada”). No obstante la respuesta fue inesperada: moví lentamente el apuntador y la lagartija empezó a seguirlo. Hice un movimiento más rápido y la lagartija aceleró su paso. ¡Y la diversión dio inicio!

Tras hacer varias figuras imaginarias con el apuntador láser y con una mascota instantánea siguiéndolo por toda la pared (mi esposa quiso tomar foto pero no fue posible), la lagartija se detuvo. Ya no siguió el apuntador. Sospecho que se dio cuenta de que era un juego y nada bueno iba a obtener. Intenté varias veces hacer que siguiera el láser del apuntador y no hubo respuesta. La diversión había terminado.

¡Y la lagartija no se movió hasta que la perseguí por toda la habitación!

A veces perdemos el sentido de la diversión con lo más insignificante (aunque haya un apuntador láser), nuestro estrés nos hace olvidar que podemos divertirnos con casi nada. Debemos tratar de retomar, y posiblemente de desarrollar nuevamente, esa capacidad. La naturaleza nos ofrece todo, pero con la tecnología en mano nos perdemos y olvidamos. Valoremos los instantes de la diversión a la antigua.

viernes, 1 de agosto de 2014

Filas preferentes

Siempre he pensado que las filas preferentes que tienen algunos bancos, deben servir para la gente de la tercera edad, mujeres embarazadas y personas que desafortunadamente tienen alguna enfermedad o problema físico.

No obstante, dichas filas las ocupan los empresaurios que según no tienen tiempo de formarse porque sus negocios son muy importantes. Seguramente a muchos les ha tocado que la fila es enorme y llegan estas personas a la fila preferente y en 5 minutos salen, mientras uno se queda hasta una hora formado.

Para mi sorpresa el día de hoy, en uno de los bancos que más atiende empresaurios, observé que la fila preferente está dedicada a lo que debe ser. Ojalá fuera así en todas las sucursales de ese banco y por supuesto que también se corrija en todos los demás bancos que trabajan con esa idea.