viernes, 13 de junio de 2025

La iconicidad de la década de los 80

Como miembro de la Generación X, siempre me he preguntado los motivos por los cuáles se dice que la década de los 80 fue la mejor década de todos los tiempos. Es evidente que toda la generación podría decir que sí, pero para los que no son Generación X, a la vez esa expresión les parezca exagerado y podrían ubicarse en la década de su juventud como la mejor década. Esto puede ser muy debatible porque caemos en las creencias y en las vivencias de la codiciada juventud. Y todos tienen el derecho de expresar lo mismo según a la generación a la que pertenezcan, lo cual es totalmente válido.

Algunas cosas que se dicen sobre la década de los 80 es que fue cuando hubo muy buena música y cine. Social, cultural y políticamente mente también hubo cosas interesantes, generalizando se podría decir que hubo estabilidad. Sin embargo, también hay que considerar la parte geográfica, ya que en algunos países desde luego dirán que no hubo nada de estabilidad. Sin embargo, de alguna forma prevalece que los 80 fue la mejor década.

Veamos algo interesante. Musicalmente, sí hubo verdaderos éxitos; cinematográficamente hubo un florecimiento de los efectos especiales; tecnológicamente se vivió la masificación de muchas tecnologías emergentes, tanto a nivel personal, computacional y de videojuegos; los países occidentales reflejan crecimiento económico y se percibe la noción de progreso; incluso se puede decir que hubo una estética vibrante.

Es evidente que otras décadas tienen cosas similares e incluso elementos transformadores, pero algo curioso se cuajó en los 80. Veamos, los 70 tienen la disco y el punk, una oleada de microprocesadores, política y arte por televisión. Los 90 se caracterizan por la explosión de Internet y la Web, los teléfonos móviles, el dance, la ubicuidad del CD-ROM. Los 2000 vieron el nacimiento del iPhone y las redes sociales. Los 2010 vieron la convergencia algorítmica como las aplicaciones en los smartphones, las empresas que cambiaron de ser tienditas a ser empresas de tecnología como Amazon, la proliferación de las tecnologías de blockchain. Finalmente, los 2020 tienen el metaverso, los LLM o IA generativa (ChatGPT como el mejor representante), así como cosas relacionadas a conciencia ambiental como la descarbonización.

Pareciera que los 80 tiene rasgos culturales fuertes y asociaciones musicales ligadas al pop. Posterior a los 80 todo es estructura y tecnología al por mayor. Si precisamos un poco en las últimas dos décadas, 2000 y 2010, no tienen la misma peculiaridad que los 80 aún con todo y la IA y otras cosas, es decir, las generaciones de esas décadas no perciben de la misma forma esos eventos como las generaciones que vivimos la tecnología en los 80. La percepción generacional de los 80 es colectiva porque por la naturaleza tecnológica, todos veíamos y escuchábamos lo mismo, mientras que las décadas posteriores, la tecnología permite que cada individuo genere su propia burbuja digital.

Podemos decir entonces que los 80 fueron icónicos: simplemente sincronización cultural pura. De hecho, los 80 no se perciben como una década de reciclaje de todo tipo de cosas, algo que sí se percibe con toda claridad en las décadas posteriores. A lo largo de diversas entradas en este mismo blog, he expresado la cantidad de refritos musicales, he dicho que ya no hay creatividad musical, he mencionado que tenemos actualmente una cultura líquida donde todo es instantáneo. Las cosas ya no se perciben como duraderas. Esta liquidez impide la cristalización de íconos, impide tener si quiera algo similar a los 80. ¿Será esta repetición la nostalgia de los 80? La transición analógica a lo digital fue para todos un descubrimiento, a diferencia de la tecnología actual que es parte del paisaje.

Pero detengámonos un poco en los 90, década que no tiene esa parte icónica, aún y cuando hay una secuencia generacional. Esta década se percibe como un híbrido tecnológico, entre analógico y digital; se observa una diversificación de todo; musicalmente hubo grandes éxitos, pero no fueron suficientemente fuertes para crear una imagen congelada en el tiempo; podríamos decir que fue una década caracterizada por la fragmentación del relato cultural. Los 90, una década llena de contenidos, pero no hubo una cohesión simbólica.

¿Y qué decir de los 60 y 70? Los 60 se caracterizaron por el rock and roll, con muchos éxitos y auge, pero no hay algo comparable a los 80. Los 70 con todo y su música disco, padecen lo mismo que los 90. Dos décadas de identidad histórica, innegable, pero la parte icónica no llegó a ser tan fuerte como en los 80. Se vio a los 60 como la década de los grandes movimientos estudiantiles, pacifismo, feminismo; y tecnológicamente “insuperable” con la llegada de la humanidad a la Luna. Los 70 se puede resumir como una década de transición.

¿Cómo se proyecta la década 2030? Sé que es complicado, pero no creo que ni siquiera se parezca a la década actual. No se observa que pudiera existir continuidad cultural o tecnológica. La ruptura de todo (la parte líquida y exprés de las cosas) no garantiza nada para la próxima década. Se vislumbra aún más la fragmentación en la cultura, las burbujas individuales que genera la tecnología harán que cada uno viva una década diferente provocando que la memoria histórica se debilite. La tecnología generará adaptaciones culturales de tal manera que las interacciones dejarán de ser persona a persona, dando paso a las interacciones persona-máquina al por mayor. La vida oscilará alrededor de los eventos que genera la tecnología, mientras que los períodos de tiempo que aún vivimos pasarán a ser historia. Adiós a alguna posibilidad de ícono para la década. Posiblemente los nuevos 30 sea una década verdaderamente discontinua.

Por todo lo anteriormente expresado, la década de los 80 fue una década altamente relevante, con una identidad global única. Esto y más la hacen una década insuperable y con toda razón y justificación, la mejor década de los últimos 70 (y más) años.

lunes, 2 de junio de 2025

La sed de aprender

Tengo mil cosas qué hacer, pero tengo también que darme tiempo para expresar el sentido de la vida mezclada con un poco de contemplación.

El día de hoy me tocó dar el resultado de una calificación bajo circunstancias especiales ya que la persona tuvo ausencia de medio semestre por cuestiones laborales. Pero sus antecedentes de rendimiento académico fueron muy buenos. Mantuvo una participación con su equipo resolviendo incluso parte del problema en cuestión, generando resultados interesantes que sus compañeros de equipo no podían explicar. Mi propuesta fue muy clara, ofrecerle la acreditación con el mínimo. La respuesta fue bien recibida desde luego. Sin embargo, la historia no acaba allí.

Ante los comentarios de que le ha gustado el mundo de la temática de la materia, y ver su inquietud sobre aprender aún más, le hice el ofrecimiento de que podía venir en algún rato libre a acabar de aprender. Esas palabras bastaron para que no solo expresara una sonrisa, no solo expresara gusto, sino expresara un cúmulo de emoción y alegría de que podría seguir aprendiendo. El contraste es interesante porque la expresión de acreditar su materia respecto a la expresión de la oportunidad para aprender fue completamente abismal.

Este tipo de reacciones son las que dan sentido a la vida y las que complementan con certeza que hay personas que necesitan un empuje para que posiblemente puedan iniciar una travesía que ni ellas mismas se imaginaron. Esa respuesta de emoción me confirma que la decisión que tomé fue la correcta. Posiblemente he cazado un pequeño talento que puede dar resultados impresionantes en lo futuro, y sobre todo en un área que generalmente por parte de los estudiantes se presume complicada. Hoy, una vez más, he visto una respuesta que obedece más que nada a la inquietud y a la sed de aprender. Ante esto, lo demás es nada.

sábado, 22 de marzo de 2025

Las margaritas

Una palabra muy común en nuestro vocabulario, en nuestro día a día y para muchas ocasiones. Pero iniciemos con el significado de Margarita. Según el diccionario de la Real Academia Española, hay varios significados, pero el principal es sobre una “planta herbácea de la familia de las compuestas, de 40 a 60 cm de altura, con hojas casi abrazadoras, oblongas, festoneadas, hendidas en la base, y flores terminales de centro amarillo y corola blanca, que es muy común en los sembrados”. De hecho, en la RAE al inicio se indica: “Del lat. margarīta 'perla', y este del gr. μαργαρτης margarítēs”. Del latín, tenemos la cuarta descripción: perla de los moluscos. Entonces tenemos descripciones de la naturaleza, las perlas y las flores.


Pasemos a otro contexto, Margarita se usa como nombre propio. Así que solo podemos decir que esas personas son unas hermosas perlas o unas flores admirables. Siguiendo en este contexto social, nos encontramos con que hay una bebida llamada margarita, un coctel mexicano y muy popular compuesto por tequila, triple seco y jugo de limón, a menudo servido con sal en el borde del vaso o copa.


Ahora veamos un contexto diferente, el musical. Primeramente, nos encontramos con Margarita, la diosa de la cumbia, una cantante colombomexicana de cumbia, bachata, boleros, vallenato y música tropical; tan conocida en la Sonora de Margarita.


Pero ahí no termina la historia de las margaritas ya que hay un par de piezas musicales llamadas Margarita, una de la cantante Lucía Méndez y la otra es una pieza del ritmo de la salsa, muy popular en la película del mismo nombre: Salsa.


Podríamos entonces crear una historia breve: Margarita se encontraba en una fiesta disfrutando de una margarita cuando escuchó su pieza favorita de baile, Margarita. Pero su vida solitaria le hacía recordar frecuentemente a Margarita, cuya letra expresa peculiaridades del destino. A pesar de todo, Margarita se siente como una margarita frondosa. Esta historia puede ser más minimalista: Margarita toma una margarita bailando Margarita, pero su destino es como en Margarita y se conforta al imaginarse como margarita en un jardín.