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lunes, 2 de junio de 2025

La sed de aprender

Tengo mil cosas qué hacer, pero tengo también que darme tiempo para expresar el sentido de la vida mezclada con un poco de contemplación.

El día de hoy me tocó dar el resultado de una calificación bajo circunstancias especiales ya que la persona tuvo ausencia de medio semestre por cuestiones laborales. Pero sus antecedentes de rendimiento académico fueron muy buenos. Mantuvo una participación con su equipo resolviendo incluso parte del problema en cuestión, generando resultados interesantes que sus compañeros de equipo no podían explicar. Mi propuesta fue muy clara, ofrecerle la acreditación con el mínimo. La respuesta fue bien recibida desde luego. Sin embargo, la historia no acaba allí.

Ante los comentarios de que le ha gustado el mundo de la temática de la materia, y ver su inquietud sobre aprender aún más, le hice el ofrecimiento de que podía venir en algún rato libre a acabar de aprender. Esas palabras bastaron para que no solo expresara una sonrisa, no solo expresara gusto, sino expresara un cúmulo de emoción y alegría de que podría seguir aprendiendo. El contraste es interesante porque la expresión de acreditar su materia respecto a la expresión de la oportunidad para aprender fue completamente abismal.

Este tipo de reacciones son las que dan sentido a la vida y las que complementan con certeza que hay personas que necesitan un empuje para que posiblemente puedan iniciar una travesía que ni ellas mismas se imaginaron. Esa respuesta de emoción me confirma que la decisión que tomé fue la correcta. Posiblemente he cazado un pequeño talento que puede dar resultados impresionantes en lo futuro, y sobre todo en un área que generalmente por parte de los estudiantes se presume complicada. Hoy, una vez más, he visto una respuesta que obedece más que nada a la inquietud y a la sed de aprender. Ante esto, lo demás es nada.

martes, 22 de marzo de 2011

Un poco de Contemplación: la buena obra del día

En el corazón de Zacatecas...

El día fue maravilloso, las cosas salieron con base a lo planeado y solo faltaba una buena comida. Y así  fue. Al término de la comida, en espera de la cuenta, un niño entró pidiendo limosna. Cuando se acercó a la mesa donde estaba...

- Una moneda. -
- No. Pero, ¿tienes hambre? -
- Sí. -
- ¿Quieres una “gordita”? -


Los ojos del niño se tornaron redondos y una sonrisa un tanto seca apareció en su rostro.

- Sí. -
- ¿De qué la quieres? -
- De mole. -


Ordené la “gordita” de mole y pedí que la cargaran a mi cuenta.

- ¿Cómo le va? - Preguntó el niño.
- Bien, gracias. -

Una sonrisa más natural se esbozó en su rostro. Y esa sonrisa es lo mejor que pude tener el día de hoy.

No hubo más diálogo. El niño sólo esperó su “gordita” y conforme la tuvo se fue del local, a un costado del mismo a comer, tal vez, su primer alimento del día, no lo sé.

Realmente no hay nada que pueda comparase con una sonrisa de un niño, y más bajo estas circunstancias. Aunque no hubo la palabra “gracias”, no importa, la sonrisa es mucho más que un montón de gracias, el que coma es mucho más que un montón de gracias... Tan solo eso es mucho más a que todo haya salido excelente por la mañana.

También yo tuve una sonrisa que logró un relajamiento muy particular. Por enésima vez comprobé que sonreír nos armoniza. Fue una grata experiencia que hace crecer y valorar muchas otras cosas, o al menos a revalorarlas.

El apreciar uno mismo este tipo de experiencias personales, en el mundo de la espiritualidad, se conoce como Contemplación. Entre más Contemplación, más crecimiento, más conciencia de nuestro Ser. Y no puedo decir que tengo muchos espacios de Contemplación, pero sí puedo decir que uno puede generar la Contemplación cuando así se lo propone.

Finalmente, una persona que busca ayuda real por medio de la limosna, es una persona que sabe recibir ayuda de quien le ofrece alguna alternativa a una moneda. Si no es así, seguramente la moneda no es para saciar el hambre, es para saciar sus vicios y adicciones.

¡Un tlamantli iuani más en mi vida!