1994: inicia su gobierno Ernesto Zedillo. 1996: primer año del horario de verano. Motivos oficiales: ahorro de energía. Motivos extraoficiales: apego a políticas gringas, bolsa de valores, acuerdos diversos por economía y conveniencia de no sé quienes, etc.
2000: inicia su gobierno Vicente Fox. 2001: único año en donde el horario de verano se acortó de 7 a 5 meses. Motivo: respuesta a las críticas de dicho cambio de horario y solución (aparente) al conflicto ya que posteriormente todo lo remite al Congreso y va de nuevo: 7 meses.
La realidad del horario de verano (y de cualquier otro tomado como referencia en nuestra vida moderna) es que esto es un atentado a nuestra biología y por consecuencia a la naturaleza como ser vivo. Simplemente, como seres vivos respondemos a la presencia de luz solar. Entre más sol tenemos es natural despertarse más temprano y viceversa. Los problemas asociados y que se reflejan fuertemente en nuestro organismo van desde un evidente cambio de horario en nuestros alimentos (¡cuidado para quienes son extremadamente sensibles a las horas de comida!), repercusiones esencialmente en niños y personas mayores que tiene un ciclo de respuesta más apegado a la luz del sol, hasta situaciones donde no es posible dormir porque una hora de diferencia marca también una diferencia entre calor y frescura.
¿Resultado?
MÁS ESTRÉS. Si de por sí nuestra vida moderna es un estrés impresionante, échenle más leña al fuego por desajustes provocados por movimientos de horario. No cuestiono los beneficios como País, pero cuestiono los resultados en nosotros como seres vivos. Tampoco nos vamos a morir, pero sí nos repercute en nuestra salud: ansiedad, psicología, etc.
Como no es nada agradable, he implementado una solución. Y aclaro, es una solución muy personal que me funciona y porque tengo la libertad de hacerlo sin perjudicar a terceros. La solución la implementé a partir de la de papá, quien inició esto también de forma personal.
No hago ningún ajuste de reloj cuando llega el horario de verano. Siempre vivo con la misma hora regular. ¿Cómo le hago para mis compromisos? Desde luego tengo que hacer una traducción de horas, pero es sencillo: solo resto una hora a la hora que me dicen. A muchos les puede parecer complicadísimo, pero conmigo funciona.
Laboralmente, tengo la fortuna de poder programar mi horario semestre a semestre. Y todo lo dejo exactamente repartido de tal forma que aunque llegue el horario de verano, en mi reloj siempre entro y salgo a la misma hora. Listo.
Si el horario de verano se hubiera quedado de 5 meses, creo que gustosamente podría (mas no lo aseguro) cambiar mi reloj, porque del mes de mayo al mes de septiembre el sol sale más temprano, pero tenemos un abril y octubre que no obedecen a las mismas condiciones solares (y climáticas).
Psicológicamente (para mí) es agradable saber que es más temprano y ya. Pero saber que es más temprano y al mismo tiempo más tarde y de pilón prende la luz porque está aún obscuro...
¡Vaya, que tlajtolilochtilistlis!