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martes, 15 de junio de 2021

Exclusión e inclusión

Actualmente el género está catalogado desde dos puntos de vista: el biológico y el sociocultural. El punto de vista sociocultural ha dado pie a las diversas cuestiones, entre ellas, un lenguaje incluyente en lo que se refiere a nuestro idioma español.

Sin ser experto en estos temas de género, identidad de género y lenguaje incluyente (por mencionar solo unos términos), y haciendo a un lado la exageración encontrada en diversas formas de comunicación, me gustaría remarcas dos cosas importantes.

Primero. El español tiene por sus orígenes una riqueza maravillosa que, si no se conoce, podemos caer en falsas creencias. Veamos. La vocal “a” regularmente se refiere al femenino y las vocales “e” y “o” para referirse al masculino. Digo “regularmente” porque hay incontables “excepciones”. Por ejemplo, “la mano”, aparece el artículo “la” para referirse al femenino, pero que no es consistente con “mano” porque termina con “o”. Otro ejemplo común es, “el problema”, aparente contradicción al juntar un artículo masculino con una palabra en femenino. Si quieren un ejemplo más controversial es: “el agua”, que incluso podemos decir “esta agua”; ¿podemos entonces poner femenino o masculino al agua? ¡ACLAREMOS ESTO! Como decía, el origen del español es una maravilla... Mano viene de “manus”, donde "-us" es una de las formas de femeninos exiguos en el latín (hay que estudiar un poco de las cuestiones del latín para comprender). Problema también es interesante en el latín y tiene que ver con los sufijos y neutros. Finalmente, agua, un caso que está asociado con el concepto de tonicidad (por ejemplo, se pronuncia “água”) y las implicaciones de la respectiva pronunciación. Sin entrar en tantos detalles, conocer nuestro español para comprender esto y más, no es cosa sencilla. Pero estudiando un poco es posible comprender algo. Así que el femenino y el masculino no está determinado sólo por las vocales, está determinado también por las raíces del español y sus diversas formas de uso en esos orígenes.

Segundo. Para efectos de conocer realmente más del género en el español y para evitar repetir cosas que solo los expertos y de una forma clara con gran diversidad de ejemplos ilustran a cualquiera que le guste la lectura, tenemos el Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas. La invitación es a leer el documento COMPLETO. Yo voy en el proceso y es muy interesante conocer con fundamentos y argumentos cómo se visualiza un lenguaje incluyente correcto.

Finalmente, todo esto es sobre cómo usamos nuestro idioma para expresar lo que pensamos y lo que queremos. Por consecuencia, el idioma es incluyente, la forma de usarlo (el lenguaje) es el que puede ser excluyente.

viernes, 13 de noviembre de 2009

América es desde Alaska hasta Argentina

Durante años he escuchado a mucha gente decir “los americanos” y “los norteamericanos” para referirse exclusivamente a los estadounidenses. Me pregunto: ¿acaso usamos la palabra “europeo” para hablar específicamente de un danés, polaco o finlandés? Claro que no. Entonces, por lógica, un americano es cualquier persona nacida en cualquier país de América.

Por otro lado, la división política de América es bastante clara: América del Norte o Norteamérica (conformada por México, Estados Unidos y Canadá), América Central y América del Sur o Sudamérica. Hago énfasis en los países de Norteamérica porque es otro punto en cuestión. Por analogía, cualquier persona nacida en alguno de estos tres países es una persona norteamericana.

Desafortunadamente, hemos caído en el juego macabro de expresarle al mundo que sólo los estadounidenses son América. Hasta donde he podido averiguar, el término “americano” para referirse específicamente a un gringo viene de la época de las 13 colonias, donde todo europeo recién llegado a esta parte del continente expresaba: “Esto es América”. Cuando algunos regresaban a Europa, decían que eran americanos y así se quedó, como costumbre.

Resumiendo, y por división política, todo mexicano es un americano y un norteamericano, y cualquier latinoamericano es un americano. Aunque nos cueste trabajo, hay que romper este vicio en nuestras expresiones.