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viernes, 5 de marzo de 2010

La posesión de Ejekasesek

He estado en diferentes lugares del país y me han tocado diferentes climas, afortunadamente nada extremo aún, no obstante el pasado jueves 25 de febrero por la noche me tocó sentir qué es una posesión climática, particularmente de frío. Me tocó conocer el famoso Cerro de la Bufa, ubicado en la Ciudad de Zacatecas.



La temperatura estaba un poco baja, sin embargo ninguno de los que íbamos en el grupo rumbo al cerro se imaginaba que el ejekasesek estaría bastante fuerte. Al llegar, bajamos de los autos y ... ¡aaahhhhh!


Mi cuerpo empezó a temblar inmediatamente, la cara se iba enfriando rápidamente, la postura recta de la espalda era imposible sostenerla ante la presencia del frío. Mi chamarra de “súper-mega-borrego” más bien parecía una playera súper delgada y aunque escondía mis manos entre las bolsas también se iban paralizando. Repentinamente un adormecimiento empezó a apoderarse de mi ser, los huesos parecían tubos de vidrio transportando en su interior material criogénico. Poco a poco la posesión del frío en mí, era inevitable. Aún así tomé fuerzas. ¡El frío no iba a detenerme e impedir que sacara fotos (aunque movidas de tanto temblar), tampoco iba a detenerme en conocer todo el mirador y mucho menos me iba a quitar la intención de estar 20 minutos en la Bufa!


Al entrar al carro el hormigueo de cara y manos aumentaba. ¡La calefacción no hacía nada por exorcizarme del frío! Pero la fe en mi circulación sanguínea tuvo éxito y finalmente el monstruoso frío salió de mí dejándome en paz.

¡Una gran experiencia de itstik!

jueves, 31 de diciembre de 2009

Lo mejor del año

A lo largo del año ocurrieron una serie de sucesos bastante satisfactorios y confortables, de aquellos que dejan gran sabor de boca y cuyo significado se traduce simplemente en que las cosas hay que seguirlas haciendo como hasta ahora y si es posible, aún mucho mejor.

Visitas a grandes ciudades como Cancún, Morelia, Cuernavaca, Veracruz y Oaxaca, así como a otras mucho más pequeñas como San Andrés Tuxtla y Catemaco, me enriquecieron para pensar en nuevas expectativas. Concluir algunos proyectos e iniciar otros son también motivo de gran satisfacción, esencialmente por la participación de mis alumnos, que sin ellos no sería posible hacer tantas cosas. Tener la oportunidad de enriquecer a alumnos y colegas, y al mismo tiempo enriquecerme de ellos, es una experiencia única porque se generan sinergias en las que todos crecemos.

Tuve la fortuna de romper vínculos formales y convertirlos en vínculos de amistad para incrementar mi lista de amigos. Desde luego el compartir tiempo con familiares es otro factor de peso que es imposible omitir.

Lo más relevante me ocurrió la noche del 19 de septiembre. Fue una fecha muy especial que dejó huella por la simple y sencilla razón de que me liberé de muchas cadenas y, al mismo tiempo, conocí una frase que me retroalimentó: “vivamos lo que tengamos que vivir”. Esta frase fue como une lección de vida, como un refuerzo a la liberación de las cosas que se quedan como un lastre.

Hoy concluye el año del búfalo que según los chinos, representa la prosperidad. Personalmente, aún con la “crisis”, este año fue muy próspero para mi.

¡Kisempakkayotl para todos!

viernes, 2 de octubre de 2009

La piel de koatl

A principios de año me fui a presentar un trabajo a la Ciudad de Nido de Serpientes, en el paradisíaco estado de Quintana Roo. En un pequeño rato de distracción me encontré con todo tipo de distracciones, pero hubo una que fue inevitable. Me encontré con una rubia que por su belleza hasta me ponía nervioso.

Después de observarla un rato, y con todo el valor del mundo decidí tomarme unas fotos con ella. De hecho la tuve que cargar, ya que fue la condición que me puso para salir en la foto. Lo bueno es que estaba en excelentes condiciones físicas (y mentales). La rubia fue muy amable y después de sentirme en confianza le di las gracias por compartir unos momentos a mi lado. Fue una experiencia muy interesante y les dejo estas fotos para que lo constaten.






Les puedo comentar que la piel de víbora es tersa, aún y cuando posee escamas, su temperatura es ligeramente menor a la nuestra y son bastante pesadas. Este maravilloso ejemplar pesaba 15 kilos y parece fácil cargarla, pero no, hay que saberla equilibrar si no se te cae (resulta que no eres árbol para que ella se equilibre), y si le suman cierto nerviosismo, todo se complica. Nunca pensé en sentir la piel de víbora junto a la mía.