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jueves, 8 de julio de 2010

Atracción en equilibrio y yankuiliskayotl

El ojo humano es increíblemente algo extraordinario. La vista, aquella capacidad de percibir mediante el ojo es algo aún más maravilloso ya que generalmente se encuentra asociada a las sensaciones, incluso sentimientos e imaginación, los cuales afloran en el instante menos esperado. Considerando todo aquel ser vivo del sexo opuesto que nos puede llamar la atención, la vista y el ojo juegan un papel muy importante. Pero depende de nuestra forma de pensar cómo reaccionamos o lo que nos imaginemos tras lo que vemos.

Sin embargo, hay algo de lo que no tan fácilmente nos percatamos: la yankuiliskayotl. Así es, la novedad ante lo que vemos. Es muy sabido que para nosotros como mexicanos (y latinos en general) nos puede atraer mucho un físico europeo y viceversa. ¿Pero hasta dónde nos puede atraer con el paso de los años, por ejemplo, si consideramos el caso de mudarnos a vivir a una zona donde diario y a cada rato vemos la “novedad” andando? Es interesante reflexionar en algo: la novedad pasa de moda, es decir, tan pronto como encontramos una nueva novedad la anterior se olvida o se desplaza. ¿Será que al vivir un latino en un mundo europeo por mucho tiempo, la novedad será una persona latina? Hay otra cosa muy obvia, tal vez más en respuesta a lo que conocemos como “instinto”. La reacción instintiva ante un físico interesante, atractivo, sobresaliente, poco común, etc. etc. etc.

¿Qué es lo que realmente llama la atención? ¿El físico como tal? ¿El peinado? ¿La cara? ¿La ropa? ¿La estatura? ¿La complexión? ¿El andar? ¿Lo atlético? ¿La sonrisa? ¿Los ojos? ¿Las piernas? ¿La musculatura? ¿La voz? Posiblemente me falten muchas cosas por listar, pero definitivamente creo que el físico es el que generalmente gana, aún sabiendo que el físico se acaba.

Creo que la atracción física debe guardar un equilibro entre el todo y sus partes. No basta con unas bonitas piernas o un excelente tórax, se debe considerar desde la punta del dedo pulgar del pié hasta el último cabello en la parte más alta de la cabeza. Simplemente hagan memoria y se encontrarán con frases como: “tiene una excelente figura, pero tiene unos pies que no me agradan”, “es muy bonita pero algo le falta”, hasta llegar a expresiones ridículas como “hace magia” o “necesita una bolsa de pan”. Les puedo asegurar que rara vez se observan los detalles, casi siempre se pasan por alto y la atención se centra en lo más evidente: “90-60-90” para mujeres y “120-80/120-80-120” o “Y/X” para los hombres.

La apreciación estética es diferente para cada uno de nosotros y tiene que ver nuestra forma de pensar, que deriva de nuestra educación y cultura, más nuestra esencia como individuo. En lo personal, puedo comentar (que hasta donde me he dado cuenta no es común entre los hombres) que el cabello en una mujer toma prioridad número uno, seguido de un balance entre cejas y ojos. Sin estos tres elementos, aunque todo lo demás esté excelente, para mí no hay atracción en equilibrio.

Recordemos que si el físico se acaba, lo único que seguirá siempre igual es el interior de las personas (salvo algunas excepciones). La atracción finalmente se convierte en un equilibrio más amplio entre la parte externa (física) y la parte interna de una persona, donde la novedad no tiene efecto (y si lo tiene se vuelve tan insignificante que no genera inquietud). Cuando mantenemos ese equilibrio, la novedad simplemente pasa desapercibida.

jueves, 25 de marzo de 2010

Tekipanoa y equilibrio

El tekipanoa, algo indispensable en nuestro mundo moderno y, al mismo tiempo, un elemento que para muchos llega a alterar drásticamente el ritmo de vida. Existen personas adictas al trabajo, que desde luego, si no trabajan se deprimen y por el contrario, hay quienes desearían no tener que trabajar nunca en toda su vida.

Al respecto, estas últimas dos semanas han estado llenas de muchas actividades. Tal pareciera que se trata de una trampa maliciosa que para salir de vacaciones hay que trabajar más para merecerlas. El punto es que mientras las actividades sean de nuestro interés, no hay problema.

Sin embargo, indistintamente de las cosas de trabajar mucho, hay otras muy importantes que no debemos dejar pasar. Primero, como diría una amistad del mundo de la ciencia: “no importa qué tengas que hacer, nunca dejes de hacer lo que te gusta porque esas actividades te mantendrán en la vida”. Segundo, no hagas de tu trabajo el centro de tu vida. Tu vida debe ser un equilibrio de persona, familia, trabajo y gustos. Tercero, lo más importante es tu salud, nunca permitas que el trabajo (u otra cosa) te estrese de tal forma que te enfermes. He allí la importancia del equilibrio. Cuarto, no te aísles porque por naturaleza, el ser humano necesita de otros. Somos interdependientes, aunque nos cueste trabajo reconocerlo. Quinto, tu trabajo es solo eso, tu trabajo, y no debes permitir que invada tus otros espacios para mantener tu equilibrio. Sexto, si no te gusta tu trabajo, cambia, pero lo que hagas, hazlo con gusto, porque así, el día de mañana no sentirás que dejas algo y ni que te hizo falta algo más. Sabrás que lograste lo necesario. Séptimo, no olvides que el trabajo te dará siempre el potencial de realización (no de ambiciones) que necesitas para tus otros tres ingredientes del equilibrio (segundo punto).

Por lo pronto, a descansar…