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domingo, 14 de enero de 2024

La basura líquida – Parte 1 de 2

Sabemos perfectamente que en la red circula todo tipo de información, desde información confiable, verdadera y comprobable, hasta información basura que mucha gente considera una verdad absoluta. Los factores por los cuales pasan este tipo de cosas son innumerables y si a todo esto lo complementamos con la información generada por una inteligencia artificial, entonces el escenario se pone peor. No en todos los casos es posible identificar, tanto en lo verdadero como en lo falso, pruebas reales de pruebas generadas computacionalmente.

Me ha tocado darme cuenta de que algunos expertos trabajan en investigación y generan proyectos para apoyar a los estudiantes a filtrar precisamente la información confiable de la no confiable. Sin embargo, con todo y la preparación académica de esas personas, no dominan el contexto y sus planteamientos no apoyan de forma correcta el objetivo de rescatar las cosas confiables de la red. Entonces, si algunos “expertos” no son realmente expertos, ¿qué hacen en contextos que no dominan?

Por otro lado, se encuentra la gente que cae erróneamente, con todo y una preparación ejemplar tanto de academia como de industria, en la simple creencia. He visto en documentales, científicos prestigiados que abandonan la ciencia y se postran en un punto religioso para explicar la parte científica. No quiero cuestionar las creencias que un científico pueda tener, es muy respetable que aún siendo alguien de ciencia tenga su creencia religiosa. En otros casos, fuera de la postura religiosa, también gente de ciencia abandona su formación para simplemente creer en otras cosas, algunas de las cuales se derivan de la información no confiable de la red. Esto me recuerda aquella frase de un excelente pensador que dijo: “el doctorado no quita lo burro”. Si bien esto último suena muy fuerte, tiene mucho de cierto.

Desde otra perspectiva, y regresando a la academia, algunos de aquellos buenos y excelentes profesores que me tocaron en mi carrera, hoy por hoy no mantienen su calidad frente a grupo porque se han volcado a la parte zen. ¿Dónde quedó su capacidad de enseñanza? Estoy de acuerdo que con el paso del tiempo la energía que tenemos para hacer nuestras actividades diarias va disminuyendo gradualmente. Son cosas naturales. Pero no es lo mismo decir que uno se siente cansado a pasarse a un rollo zen que no concuerda con los principios educativos.

Quisiera mencionar también que las instituciones educativas han acrecentado su crisis debido a nuevos modelos educativos que han permitido que materias fundamentales y esenciales pasen a formar parte opcional del plan de estudios, y materias como arte, danza, música, pintura, etc., sean obligatorias. ¿Resultado? Mejor no les digo. Como dice un buen amigo: “¿Recuerdas a X persona que no daba una en nuestra generación? Pues hoy es un experto comparado con los estudiantes próximos a egresar”. Con eso lo digo todo. Aclaro que no estoy en contra de materias complementarias a la formación académica fundamental de una carrera, de hecho, es deseable pero no en la forma en cómo algunas instituciones lo han llevado a cabo.

Si conjuntamos la basura de la red, la inexperiencia del contexto, la creencia, la confusión zen y desafortunadamente el desastre académico de la actualidad, nos lleva a una combinación explosiva de deformaciones de la realidad y de lo evidente. Y no mencionar los casos en donde desafortunadamente muchas personas no tienen el acceso a una educación media superior y superior, ya que son más fácilmente presas de la desinformación y el panorama se nos complica aún más.

martes, 13 de noviembre de 2012

Los enredos de la simplificación administrativa

A cada instante, en todos los lugares y a todos los niveles nos seguimos encontrando con la Falacia de la Simplificación Administrativa (FSA). Sí, la simplificación administrativa es pura falsedad, mentira, embuste, enredo, disimulo, disfraz, engaño, trampa, artificio, chasco, burla, timo, y todos los demás sinónimos que quieran aplicarle.

Veamos, para pedir un permiso de construcción: 1) hay que ir a preguntar, 2) lo mandan a uno a otra oficina, 3) entregar documentos solicitados, 4) regresar porque la documentación está incompleta y los culpables son ellos mismos por no decir todo lo que se requiere, 5) volver a ir porque el plano no cumple con las especificaciones arquitectónicas, dato que nunca dice que se deba cumplir con este requisito, 6) ir otras cuantas veces porque los señores no se ponen de acuerdo para ver si ya está todo en orden o no, digo, si ellos no lo saben que a diario atienden a la sociedad, uno menos, 7) ir otras tantas veces para ver porqué los retrasos en el permiso y la razón es simple: siguen sin saber qué hacer porque tienen datos mega obsoletos, 8) esperar a los peritos para que se les ocurra ir porque tiene una agenda muy saturada (¿será?), 9) y tanto rollo y tantas vueltas para que al final ¡un permisito valga 100 pesos! Y entre todo ese relajo de vueltas, mientras ¡uno pierde de 200 ó 300 pesos por el transporte!

Es también ridículo que un trámite no pueda hacerse porque resulta que como X persona desde hace Y meses le falta un dato y corresponde con el bloque de todos los que son de hace más de 6 meses, no pueden proceder con otras cosas. Y este caso aplica en gran cantidad de lugares, desde una institución con sus monumentales departamentos de recursos humanos, hasta instituciones bancarias que están a la defensiva hasta para defender lo que aún no ganan ni se les pide.

Pero también honor a quien honor merece. Hay determinadas instituciones que sí tienen una simplificación administrativa real y hasta por Internet se hace todo. Bien por esas instituciones, pero son realmente pocas. Mientras, tendremos que seguir en ese mundo de FSA y tendremos que ponernos contentos y orgullosos de tan ¡excelente simplificación!